Hace seis meses...
Aspirando una bocanada entera de aire me di cuenta qué era lo que estaba sucediendo.
Había tantas veces ignorando mis sentimientos o el cómo me hacía sentir él... que reconocerlos en ese instante me asustaba.
Podías decir muchas veces que un chico no te gustaba, incluso aunque todos los demás sabían perfectamente que mentías.
Específicamente: te mentías a ti misma.

Había algo en él que a los demás les era imposible ver: era la verdad en bruto de sus sentimientos y palabras .Nunca mentía, no le importaban los insultos ni las normas sociales, siempre decía lo que pensaba...
Para alguien que había vivido en la mentira eso era aire fresco.

Pensé que incluso eso no era lo que más me gustaba del chico, había algo en la forma que sonreía. Sonreía como todos los chicos debían sonreír, llevando la felicidad del mundo en sus dientes. Por otro lado, estaba la forma en que era protector conmigo y por último estaba esa conexión inexplicable que nunca pude entender.

Menee la cabeza.
No es que importara, existían múltiples razones por las cuales no podíamos estar juntos.
Había una diferencia de edad, una diferencia de metas en la vida, eso sin contar que tenía serios daños psicológicos.

Y tal vez eso me atraía más. Por alguna razón no quería un romance perfecto, solo lo quería a él.

Donde muchos veían cenizas yo veía la llama comenzando a encenderse y donde todos veían fracasos, yo veía a la persona que en un futuro resplandecería por su fuerza. Y yo quería estar a su lado cuando eso ocurriera.

No es que él sintiera lo mismo por mí. Nunca había dado una señal. Solo sus acciones protectoras y su sonrisa fácil, solo la mirada en sus ojos y el contacto casual del roce de nuestras manos.

Estaba mal.
¿Cómo había podido pensar que él sólo era un chico común que no había podido sacar de mi mente?
¿Cómo no me di cuenta que nuestras almas habían conectado?

Y más importante, ¿Cómo me desharía de esos sentimientos antes de que ellos me quebraran a mí?