Me imagino, en una cafetería, hablando con alguien… Con una chica, muy guapa, que me haga querer no parar de buscar algo interesante para su asombro y no dejar escapar mi perplejidad al ver su sonrisa.

Música suave, ambiente estable.

Tal vez en un día lluvioso, tal vez un día soleado... No tendría importancia si estoy cómodo con lo que me rodea .Descansando de mis pensamientos que cansan mi vida diaria para poder respirar con tranquilidad, olvidar que hago varias cosas, que puede ser diferente con mi perspectiva.

Imaginar que es una escena de película, o que en verdad no está pasando, vivir esa estancia como en un sueño de esos que te dejan un color bonito en el repertorio de las experiencias.

Entre risas y anécdotas, cosas triviales van surgiendo a medida que avanza el tiempo compartido que tenemos ahora. Algo hipnotizado por su mirada que no hace más que alegrarme la vida.

Me nacía la inspiración a cada instante y por eso buscaba sobresaltar su belleza, antes que pudiera decir algo y arruinar lo que parecía la perfecta fantasía, comenté:

 - Ahora mismo siento como si algo floreciera y no parara de crecer. Crece y crece sin detenerse… Y eso pasa cuando te pienso, porque cuando te veo es como si todo fuera en reversa, como si se volviera a sembrar la semilla… Es confuso, pero te quiero.

Le dije antes de que diera otro bocado a su pastel. Atónita se sonrojó y no hizo más que bajar la mirada con las mejillas ardiendo para dar una leve sonrisa que en sus adentros se logra fusionar con todo.

Dándole un sorbo a su batido me veía fijamente queriendo decirme algo lindo por medio de una expresión como muestra de agradecimiento por la flor. 

Era un día tan maravilloso que al caminar sentía que todo era más brillante y di gracias por estar despejado y disfrutar de lo cotidiano exhalando su máxima expresión, tan sutil como una llovizna.