Un caso real de posesión y espíritus obsesiona a Hollywood
5 Feb, 2022
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Que el cine de terror es de los más lucrativos para la industria ya no cabe ninguna duda. No solo las series del género triunfan en Netflix, sino que las películas de horror que lograron llegar a los cines en pandemia pudieron salir airosas gracias a sus bajos presupuestos (como Un lugar tranquilo 2, No respires 2, Expediente Warren 3, Halloween Kills Scream) .

Por eso no es de extrañar que Hollywood viviera una guerra campal hace unos días, con ofertas y pujas por doquier, cuando se supo la existencia de un proyecto que pone los dientes largos a cualquier estudio o productor. Nada menos que una historia de posesiones demoníacas, niños levitando y espíritus malignos basada en un caso real.


Tan real que tuvo lugar hace diez años, siendo uno de los casos paranormales que más dudas provocan entre escépticos al contar con testigos que van desde una enferma a una trabajadora social, mientras los psíquicos locales la denominaron como “la casa de los 200 demonios”.


Nada menos que siete estudios se enzarzaron en la batalla por hacerse dueño y señor de los derechos de este proyecto que ya huele a éxito. No solo porque su historia real provoca curiosidad espeluznante, sino porque se trata de una película dirigida y escrita por un cineasta aclamado como Lee Daniels (Precious, El mayordomo (The Butler)) en su debut en el género, y con un reparto de estrellas que incluye a Octavia Spencer y Glenn Close.


Los siete estudios pujaron y probaron suerte a lo largo del pasado fin de semana hasta que solo quedaron MGM, Miramax y Netflix, quien ganó la partida ofreciendo $65 millones: una cifra suficiente como para cubrir el presupuesto y gastos extras, según comunicó Deadline en exclusiva. Es más, según los rumores, el presupuesto original era de la mitad, $30 millones, pero el interés de Hollywood la hizo crecer como la espuma. Es decir, las ganas y expectación que rodean al proyecto se encuentran precisamente en esa cifra, al tratarse de un presupuesto desorbitado para este género. Por ejemplo, la primera Expediente Warren costó $20 millones, No respires se hizo con menos de $10 millones mientras Un lugar tranquilo 2 habría alcanzado los $55 millones, siendo una secuela que podía permitirse el derroche tras el éxito descomunal de la primera -que costó $17 millones y recaudó $350 millones en taquilla-.


Al parecer, Lee Daniels escribió el guion basándose en la historia real de Latoya Ammons y lo vivido por su familia entre noviembre de 2011 y 2012 en una casa de Indiana, EE.UU., sin embargo enmarcará la trama dentro del thriller con dosis de ficción. Es decir, así como hicieron otros tratamientos de casos reales donde el acecho demoníaco a una familia toma el centro de la trama, como Terror en Amityville o Expediente Warren: el caso Enfield El exorcista.


Pero ¿qué pasó en ese casa como para enloquecer tanto a Hollywood?


Latoya Ammons se mudó con sus tres hijos a una casa alquilada en la calle Carolina, en el pueblo de Gary, sin saber que allí viviría la experiencia más aterradora de su vida. Los problemas comenzaron prácticamente de inmediato -según los archivos oficiales que incluyen 800 páginas con entrevistas a psicólogos y policías- encontrando un enjambre de moscas en el porche de la vivienda en el primer mes allí cuando era invierno.


Las matamos, y las matamos y matamos y seguían regresando” dijo la abuela de los niños, Rosa Campbell, al periódico local Indy Star. Sin embargo, los sucesos comenzaron a expandirse y tornarse cada vez más siniestros con el paso de los días, oyendo ruidos de pasos en el sótano o puertas abriéndose, pero sin ver a nadie cuando revisaban las habitaciones.


El terror aumentó a medida que los sucesos iban creciendo. Por ejemplo, cuando la abuela dijo haber visto la “figura de un hombre caminando por el living” para luego sentir ser estrangulada en otra ocasión. Más tarde los ruidos y rarezas comenzaron a afectar a los niños de 7, 9 y 12 años, llegando a vivir secuencias que parecen salidas de una de las películas de terror mencionadas. Según el testimonio de la abuela, una noche encontró a su nieta mayor levitando de la cama, inconsciente y en plena madrugada. Mientras en otras ocasiones, el niño más pequeño entraba en una especie de trance diciendo con voces profundas frases como “es hora de morir” o “te mataré”. O también pasaba horas hablando en el armario supuestamente con una presencia invisible.


Resulta natural que leyendo estas descripciones el escepticismo haga acto de presencia, llevándonos a cuestionar si no estamos ante un niño que quizás pasaba por la etapa del amigo invisible, o existían otras situaciones familiares, traumas o problemas que los podrían haber llevado a actuar de esta manera en busca de atención. Incluso que estugieran dirigidos por la madre, como opinaron algunos en su momento. Sin embargo, aquí es cuando la cosa se pone más extraña.


Ante los sucesos extraños descritos, la madre pidió ayuda a su médico de cabecera quien inspeccionó la vivienda y los niños, notando que el comportamiento general era “delirante”. Fue entonces cuando la policía entró en acción, llevando a los niños al hospital, donde contactaron al Departamento de Servicios Sociales al ver al más pequeño “gritando e insultando”. Enseguida se abrió una investigación asignando el caso a Valerie Washington.


La asistente social se personó hasta el hospital para entrevistar a la familia, donde según su informe, vio al niño de 7 años con una “sonrisa extraña” en el rostro y luego fue testigo de algo inexplicable. Ella y la enfermera Willie Lee que estaba en la misma habitación. “[El niño] trepó por la pared, saltó por encima [de la abuela] y se quedó ahí parado” dijo la enfermera al periódico local. Nada menos que el mismo testimonio que dio la trabajadora social a la policía. Se deslizó hacia atrás por el suelo, la pared y el techo” declaró.


Ante tantos sucesos extraños, la familia pidió ayuda al reverendo Michael Maginot, quien llevó a cabo tres exorcismos, asegurando que la casa donde vivían era “un portal para demonios”. Tras esto la familia se mudó de nuevo y los sucesos terminaron, aunque un cazafantasmas llamado Zak Bagans compró la vivienda por $35.000. No obstante, tras ser testigo de que “algo vivía en esa casa con la habilidad de hacer cosas nunca vistas antes” la vivienda fue demolida.


El caso fue muy publicitado en medios estadounidenses hace una década, con tantos creyentes como escépticos. Sin ir más lejos, el médico de cabecera jamás creyó la versión paranormal, mientras los niños tenían una asistencia escolar irregular que ponía las miras de muchos sobre la madre. Sin embargo, ella se defendió diciendo que las faltas se debían a las actividades demoníacas. A su vez, la psicóloga que entrevistó al más pequeño aseguró que “actuaba poseído” cuando ella lo desafiaba con preguntas que no quería responder. Aunque, por otro lado, el jefe de policía local Charles Austin cree en la versión paranormal hasta el punto de ser su propio departamento el que distribuyó una fotografía donde aparece una supuesta figura en el porche de la vivienda.


Teniendo en cuenta el rol de Lee Daniels como contador de historias de la comunidad afroamericana en la industria, no sería de extrañar que haya encontrado una forma de adentrarse por primera vez en el terror desde un ángulo representativo, al tratarse de la historia de una familia afroamericana.


Los estudios que pujaron por el proyecto leyeron el guion de Daniels terminado, lo que nos hace creer que podríamos estar ante un libreto apetecible e interesante. Por lo tanto, con el guion ya escrito, el reparto fichado y el dinero asegurado, el proyecto ya tiene luz verde para comenzar a rodar a mediados de este mismo año. Por lo tanto no sería de extrañar que la película -aún sin título- llegue a Netflix en 2023.

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