Y entonces llega un día en el que ya no sabes hacia qué camino debes dirigir tus pasos, y te paras a pensar.. y llegas a la conclusión de que si alguien quiere estar a tu lado no permitiría perder un segundo de su vida lejos de ti .

Y te ves ahi, solo, mirando cada camino intentado alcanzar con la vista el final de cada uno, todo para poder ver que nos traera cada uno antes de poner un pie encima del "equivocado", como si avanzar significase equivocarse y no aprender.

Pero seguimos ahí, pensando en el final de cada uno de esos caminos, haciéndonos preguntas como: si conoceremos a alguien o si esa persona del pasado, volverá. Resumiendo, perdiendo el tiempo en vez de aprovechar el camino elegido, pero seguimos ahi, parados, sin ser capaces de abrir nuestro corazón hacia algo nuevo, viviendo con la sensacion de que nuestro corazón late en pause.

Y una vez mas intentamos hacernos creer que darle tiempo al tiempo es la mejor decisión, tapandonos los ojos y confiando en el destino. Y asi poder quitarnos la culpa cuando lleguen los momentos malos y tener una palabra a la que echarle la mierda y no sentirnos tan mal con nosotros mismos, pero en la vida hay cosas inevitables como el caerse, como caerse sin encontrar la manera de levantarse, el aceptar que no todas las decisiones estan en nuestra mano,..etc.

La vida esta llena de momentos inevitables y una vez en el suelo entendemos que nosotros no podemos mover la ficha del otro jugado por mucho que nos duela que el no la mueva.. y entendemos que tenemos que entender la otra parte sin enfadarnos, que el camino que hemos elegido es el que nosotros mismo construimos con nuestros pasos y es asi, como nosotros hemos elegido que sea.

Y quizas la vida no es tan simple, pero nos toca entender que no todo el mundo quiere jugar con nosotros.

Ainara Diebich Hernández.