Querido ex
14 Ago, 2018
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Querido ex:
Dejé de escribirte e incluso borré tu número de teléfono para no recaer en la tentación de escribirte un whatsapp, cada vez que aparecía tu foto entre mis contactos.

Puede que haya dejado de insistirte en querer arreglar lo que pasó y demostrarte que no sólo yo tuve la responsabilidad de nuestra ruptura, pues tú también tienes parte de ella, y me parece injusto lo que estás haciendo conmigo .


No sé tú, pero creo que yo no nací para odiar ni ignorar a la persona que sigo queriendo, pese a haberme decepcionado él primero, -creo que ODIAR es una palabra horrible, que debería ser eliminada del diccionario-. Me has dejado, y la que la felicidad que aportabas a la que ya tenía, se ha convertido en tristeza y remordimiento de que posiblemente no te haya sabido mostrar todo lo que sentía, -de no haberte dado suficiente amor y cariño- ,y ahora estén rondando por mi cabeza constantemente. Pero ¿sabes qué?
Lo que no te supe mostrar, mis compañeros de clase, te podrían hacer un resumen de lo bien que hablé de ti durante nuestra relación. Además, hace casi dos meses que no lloro por ti, justo desde la última vez que hicimos una dinámica de emociones en clase y me dio la gran llorera. Tuvo que animarme hasta mi tutora, estaba hecha más polvo que ahora, ya ni me salen las lágrimas.

Sólo espero que a partir de septiembre, cuando me veas por tu barrio, - seremos vecinos- y veas mi cara de decepción al verte, te acuerdes que tú también eres responsable.

Tenía pensado contarte de principio a fin en qué consiste mi diversidad funcional intelectual, -no sé porqué la gente tiende a pensar que sólo existen los Síndrome de Down en este grupo- pertenezco al grupo autista, más concretamente a los Asperger,- era algo que no me apetecía contarte por whatsapp después de nuestra última discusión porque desde mi punto de vista, no era lo más adecuado- y me molestó que tu madre me dijera que "la niña quería comer antes".

Lamento informaros de que ni soy una niña, ni los Asperger tenemos algo que no diferencie físicamente del resto, aunque sí en los comportamientos, - me cuesta el triple cambiar mis propias rutinas por las de otras personas-, carezco de algunas habilidades sociales, pero tengo un vocabulario bastante bueno y una memoria estupenda. Quería decirte que todos aquellos comportamientos que estaba tratando de corregir por estar bien contigo, eran a causa de eso y que mis brotes de mal humor cuando no me hablabas por whatsapp porque tenías el móvil el silencio mientras jugabas a los dardos, eran más por eso que por el hecho de que me estuvieras ignorando.

Y aún recuerdo cuando me dijiste que no soy una gordibuena. ¿Perdona? ¿Por qué me tienes decir esas cosas? Tú tampoco eres Tom Welling, el que hacía de Clark Kent en Smallville hace unos años, y ni mucho menos Ricky Martin (mi crush de la infancia). Aún así, te sigo queriendo y no sé dejaré de hacerlo algún día.


Siento que para ti he sido una carga, más que alguien que te ofrecía apoyo cuando te veía mal en el instituto o su cariño, amor y aceptaba las cosas que le decía para respetar tus decisiones. Me fastidia que hayas roto conmigo y no me hayas dejado ni explicarme. Recuerdo cuando me buscabas por el local de tu pandilla y yo estaba durmiendo en el sofá porque aquel día me había levantado a las 7 de la mañana, - luego me comentaste que si estaba cansada debía irme a tu casa a dormir- . Si permanecí a tu lado mientras jugabas a los dardos, mirabas anime o practicabas cualquier otra de tus aficiones era por estar contigo, porque apenas estábamos juntos en el instituto durante el final del segundo trimestre y final de curso. Me hubiera gustado mostrarte algunas de mis aficiones, aunque creo que revisándome las historias de instagram, viste alguna de ellas y pudiste tomarte algún comentario como algo personal cuando no iba para ti, sino a la cantidad ingente de deberes que nos mandaba uno de los profesores y del poco tiempo que yo disponía para hacerlos en los días ordinarios y fines de semana.

Pese a todo esto, no consigo olvidarte, porque para mí pesan más los recuerdos felices de los dos primeros meses que los amargos del último mes y medio.

Por último, decirte que lo último que voy a perder es la ESPERANZA en que algún día me dejes darte la explicación en persona. No es que no hayas sido un buen novio, pero es que a veces siento hasta admiración por la novia del chico al que me declaré hace dos años, porque fue la primera persona que me rechazó educadamente y al chico le tengo tanto aprecio como a ti.
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