Los días pasaron y la relación con la abuela cambio totalmente, papá estaba feliz y mamá podía descansar un poco con el peso de la casa y el trabajo, sin embargo ya quedaba sólo una semana para irme a la universidad, Sofía quedaría "sola" y aunque están todos en la casa, la comunicación conmigo es lo que la hace sentir normal aún.

La marcha era lo otra semana, y aún no se lo había dicho a mis padres, no sabía como lo tomarían, así que opte por decirles que la otra semana iba a haber un especial de cine (sé que no les gusta salir a ver películas) y que la abuela nos iba a llevar, lo único que rogaba era para no encontrarme alguien que conociera a mis papás y les pudiera decir. Sé que no estaba haciendo nada malo, pero era extraño sentir que estaba haciendo algo a escondidas y más con mi hermana y mi abuela.

Los pocos días que pasaron antes de la marcha intenté dedicarme a dejar listo todos los papeles para que la abuela empezara el proceso con sofí y la abogada, no quería que algo saliera mal y tuvieran que llamar a mis padres .Cuándo termine, algo me impulso a comenzar a escribir, cogí el computador y abrí un archivo. No sabía bien que estaba haciendo, tan sólo mis dedos bailaban sobre las teclas y en la pantalla comenzaban a salir palabras. En el momento en que fui consciente de lo que había hecho, me dí cuenta que había escrito una carta, una extraña carta que no sabía muy bien a quien estaba dirigida, pero un fragmento me daba idea de lo que acababa de hacer y entre en pánico:

"... No pienso decir mi nombre, pero se que me recuerdas, sé que no olvidas cuando estábamos en el barco, cuando me capturaste y me tuviste drogada por dos días, cuando me violaste.."

No podía creer que había escrito una carta al atacante de Sofia, no sabía porqué lo hice, pero sabía que estaba mal, debía borrarlo, pero por una extraña razón no lo hice. Así que llame a Sofía y le mostré lo que había hecho, casi inconscientemente.

- Creo que deberíamos publicarlo, o bueno, enviarlo al grupo feminista, ellas pueden publicar en sus redes sociales y la ventaja es que quedaríamos en el anonimato. La carta dice el nombre de la empresa y el viaje a la zona en la que estuvimos, así que cualquiera de las cientos y cientos de personas que estuvieron allá pudo haber sido.- dijo Sofi.

Me sorprendió la actitud con la que lo dijo, se veía tan segura y tan fuerte, al parecer ella también quería que se fuera descubriendo poco a poco a su victimario. La única advertencia que la abogada nos había dicho era que no hiciéramos ninguna declaración a cerca de nuestro caso, que no afirmáramos o negáramos nada, y aunque eso sería fácil al principio, cuando el caso se hiciera más conocido era obvio que iba atraer público y periodistas, y teníamos que tener mucho cuidado con todo lo que dijéramos.

- Esta bien, tú ganas. - Le dije.

Abrí facebook y busque el chat con el grupo, les pregunte que si les podía enviar un texto y podían publicarlo de forma anónima. Ellas dijeron que lo enviara, que lo leerían y verían si se puede o no publicar, me escribirían después con las correcciones y luego de que yo las hiciera lo publicarían. Estas correcciones suelen ser palabrotas, información muy específica de la victima, invitaciones a violentar a alguien, entre otras cosas que la página no se puede permitir publicar porque no se sabe que podría ocurrir. A los pocos minutos me llegó un mensaje diciendo que el texto estaba aceptado tal cuál estaba escrito, que en poco lo iban a publicar.

Eso nos hizo muy feliz a Sofi y a mi, por lo que a penas lo publicaron, lo compartí y varias de mis compañeras compartieron el texto desde mi perfil sin que yo se lo pidiera, creo que se dieron cuenta que era sobre mi familia y nos ayudaron a hacer difusión. Le contamos a la abuela y ella se sintió contenta también aunque no entendía muy bien eso de facebook, a lo que sofí y yo no reímos un poco.

Cada vez se acercaba la marcha, me emocionaba saber que podría conocer a las chicas del grupo que nos estaban ayudando, pero la abuela insistía que le contara a mis padres, me daba mucho miedo lo que pudieran pensar, tan sólo cuando les dije que estaba buscando una abogada ellos se enfurecieron. Así que por iniciativa de Sofia, les escribí una carta que les dí en la cena mientras sofia y yo lavábamos los platos; cuando vi que mis papás se acercaban comencé a llorar, sofía tan sólo se sentía confundida, pero es que ella no conocía mi historia, y mis papás al parecer la habían olvidado.