Los errores del entrenador novato (III)
8 Feb, 2024
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Ponerse de forma permanente de mal humor, cada vez que se tenga el más mínimo contratiempo.


Y esto en el fútbol es moneda habitual, así que quien quiera llegar a algo como entrenador, debe de saber adaptarse en todo momento a las circunstancias, que por supuesto, no tiene nada que ver con tragar, eso es otra cosa, que al menos daría para un libro completo o incluso una colección.


La adaptación consiste en tener una gran capacidad de amoldarse a la situación del momento, ser plastilina y no cemento, ser hierba y no bambú, y saber evitar los cabezazos contra la pared una y otra vez. Esto es diferente, a ser permisivo, manipulable y servil, en definitiva, los que se conoce como ser una marioneta, quien actúe de esta forma, no tendrá ningún futuro como entrenador, vamos, ni como entrenador ni como profesional de cualquier otra actividad .

Puede que para obtener beneficios a corto plazo pueda ser práctico, pero a la larga los que se empeñan permanentemente en andar de rodillas, acaban siendo víctimas de su propia sumisión al poder establecido.


Una persona se puede enfadar por algo que no tiene previsto que suceda y le pilla desprevenido, pero cuando hay hechos que se repiten con cierta frecuencia, hay que tener previstas, en la medida que se pueda, las posibles soluciones, es una forma de evitar cabreos inútiles, que únicamente, sirven para cargar al individuo, el entrenador en este caso, de energía negativa.


El trabajo de un técnico de fútbol, está salpicado de situaciones que de forma continua se producen en el día a día de su actividad laboral, y hay que saber sacarle el máximo provecho al conocimiento que se tiene de las mismas, para minimizar el efecto dañino que pueden producir en el equipo, y estamos hablando de lesiones, sanciones, enfermedades, condiciones climáticas estado del terreno de juego, presiones de la directiva, comentarios de la prensa, descontento de la afición y otras cosas, a veces tan absurdas, que no merece la pena ni comentar, pero que incesantemente sirven para poner obstáculos a la labor del entrenador, que tratará de transformarse en un aplicado saltador, y procurar por todos los medios de salir en cada caso lo menos dañado posible. En este sentido, hay que decir que el técnico poco experimentado, lo va a tener mucho más complicado, que aquel que ya lleva muchos años de experiencia en los banquillos, que con casi toda seguridad, habrá aprendido (por la cuenta que le trae) a intuir con bastante antelación la aparición de la tormenta.


Paco Arias (Entrenador Nacional)


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