UN SELAH CONFRONTANTE, Salmos 39:6-11

Ciertamente como una sombra
es el hombre;
Ciertamente en vano se afana;
Amontona riquezas,
y no sabe quién las recogerá.
Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.
Líbrame de todas mis transgresiones;
No me pongas por escarnio del insensato. Enmudecí, no abrí mi boca,
porque tú lo hiciste.
Quita de sobre mí tu plaga;
Estoy consumido
bajo los golpes de tu mano.
Con castigos por el pecado
corriges al hombre,
Y deshaces como polilla
lo más estimado de él;
Ciertamente vanidad
es todo hombre.
Selah
Salmos 39:6-11
REFLEXIÓN:

Selah.. .
Y de nuevo, David, rescata en mente la transitoriedad del hombre con respecto a sus vanos planes de vida, afanes por lo que perece y por lo que no trasciende a lo eterno.
Mas en lo eterno tiene él su pensamiento, sugiriendo no quedarle nada más que esperar en su carne. Unas ganas de partir que sólo pueden ser entendidas por quien conoce bien al Dador de la vida y lo tiene por Dios, Señor y Padre.

Selah... Y cómo pone punto en boca cuando es Dios quien actúa, aún sea en permisión de escarnio.
Aunque su aguante es como de hombre, efímero, no extrapola el límite de su carne y, pues, el colmo se escapa de su boca.

Selah... Y, aunque suena doloroso tan sólo con leerlo, no hay nada mejor que una corrección a tiempo. Y ¿qué podría esperar el hombre, si no es un castigo, por su pecado? Si aún describirá, David, cuán misericordia Divina, que el Creador despoja al hombre de lo que más ama por tal de que su alma se salve.

APLICACIÓN:

En esta pausa del rey David se despliegan los pensamientos de quien bien conoce que Su Señor es Eterno, Santo y Justo, y no titubea en ningún momento al saberse pertenencia Suya, en Él descansa su alma.

Así nosotros descansamos en Cristo y lo tenemos por cabeza. Jamás la cabeza descuidaría el mantenimiento de su cuerpo, así Jesucristo sustenta a la iglesia y la iglesia, que lo conoce, descansa en Él.

O así debería ser, habiendo alcanzado:

- Conocimiento del amor de Cristo( Efesios 3:18-19).
- Conocimiento de la voluntad de Dios (Ro. 12:2 , Efesios 5:17).
-Conocimiento de la disciplina del Padre ( Hebreos 12:6 , Apocalipsis 3:19).
-Confianza y seguridad en Cristo (Juan 10:27-30/ 1 Juan 5:13-15).

ACCIÓN:

Meditando en las citas anotadas, ¡me queda tanto que aplicar de la Palabra de Dios a mi vida!

En un ejercicio de autoconfrontación personal, se delata notablemente que la gran mayoría de casos que he interpretado como pruebas, no han sido más que la consecuencia de mis desobediencias, por cuanto conozco y pero no pongo en práctica.

¿Cómo pedirle al Padre que haga conmigo lo que Él me ha demandado de antemano que yo haga? No es más que otra muestra más de rebeldía.

Esto debo atajarlo ya, mientras medito en la palabra:

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:22-24

Y me vuelvo a hacer esta pregunta: ¿Estoy haciendo lo que Dios demanda de mí, o le estoy pidiendo a Él que lo haga por mí?

Sólo me queda orar.

Eterno Padre celestial, una vez más me presento, pero esta vez no demandante sino con corazón contrito y humillado que, por la confrontación de Tu palabra, expone claramente mis continuos desplantes y carácter petulante, que es tan aborrecible
para Ti, ya que es contrario al carácter de Cristo. Por esta razón, yo me arrepiento y, habiendo abierto los ojos ante la luz de Tu palabra (solo a Ti gracias, Señor, solo a Ti la gloria), me aferro a ella, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo y derribando todo argumento y toda altivez que me impedía glorificar Tu Santo nombre, no de palabra, sino en hecho y en verdad. En el nombre de Tu Hijo Amado y mi Señor Jesucristo. Amén

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