La carreta de media noche
15 Nov, 2018
Tiempo de lectura aprox. :
14 min.
+1 voto

Era una fría noche de noviembre, los vientos soplaban muy fuerte haciendo vibrar los cristales de las ventanas, dejando susurros a su paso entre los pasillos, entre las calles desoladas de una ciudad tranquila y acogedora.
Era casi medianoche, poco a poco se iba acercando a ella  y el joven Thomas no podía dormir, pensaba que si lo hacía estaría perdiendo un tiempo muy valioso que lo podría aprovechar mejor leyendo, era un fanático  a la lectura, le fascinaba, tanto así que se devoraba cualquier cosa textual… Poesía, ensayos, novelas, relatos, revistas, cómics…. Lo llevaban a una vida mejor que la suya, o al menos así lo afirmaba él, pues creía que su existir era miserable y tosca…
Estaba en el comedor leyendo, ya era casi medianoche, estaba tan envuelto en la lectura que no percibía el paso del tiempo… El reloj emitía el sonido de Click-clock; click-clock; click-clock….. Y el silencio era casi absoluto, demasiado acogedor para aquel buen joven.
Pues había tenido un día difícil, otro día más pensando en todo sin hacer absolutamente nada, planteando nuevas ideas para seguir adelante pero al final de todo siempre quedarse estancado.
Él era algo peculiar, casi indescifrable, pues tenía ideas tan originales como absurdas, casi nunca las expresaba, hablaba mucho pero se mantenía muy callado en esas cosas, las reservaba para sí pensando que era lo mejor que se podía hacer .

Le gustaba pasar el tiempo con su soledad pensando en cuál sería una buena compañía para su vida. Le tenía tanto miedo al fracaso que ya creía que estaba en él, pobre chico…...Se enfermaba a menudo, no de gravedad, aunque él lo sintiese como causa de muerte, le gustaba exagerar, de algún modo se sentía más seguro haciéndolo…. Pero allí estaba, sentado, leyendo un libro que hace mucho tiempo quería leer.
El aire irrumpía el silencio que parecía ser reconfortante, zumbando de una manera muy curiosa, sacudiendo las ramas de los árboles, pasando entre sus hojas…. Remolineando en los callejones dejando una brisa muy fresca que erizaba la piel.
Pasó un rato así, sin más… El joven Thomas leía sobre la moral humana, sobre su capacidad de elección para sí poder llevar una vida acoplada a sus necesidades, independientemente de si estas estaban bien o no…. Extasiado por la curiosidad del tema no le importó trasnochar nuevamente… Ya llevaba varios días sin dormir bien, llegó a asustar el hecho de que cayera la tarde porque significaba que todo se llegaría a oscurecer y sería el tiempo para “descansar”... Él no podía hacerlo, tal vez muy en el fondo no quería hacerlo, por el asunto de desperdiciar su valioso tiempo, pero también porque a esas horas su cabeza hervía de pensamientos, se creaba un manantial de ideas que daba grandes borbollones incontrolables de palabras, formando a veces una algarabía inentendible y tal vez ridícula.
Durante el día no hacía más que preocuparse por todo y por nada a la vez, se atormentaba así mismo, teniéndose preso por su propia mente.
Al llegar la noche, el cansancio llegaba, no era tanto pero el necesario para querer descansar, pero no era suficiente como para poder dormir, no bastaba para quedarse plenamente acostado en su cama, faltaba algo…. Algo que no se sabía con exactitud qué podría ser… Entonces pasaba sus noches en vela buscando esa respuesta, o programando más actividades para su día a día y poder canalizar toda aquella energía que lo consumía.
Ya había perdido peso, cada vez se ponía más débil, poco a poco se desconectaba más de lo que parecía coherente…. Se le habían formado ojeras, unas ojeras que ya parecían ser cuencas, cuencas oscuras y profundas, formadas por todas aquellas noches en que pasaba en vela, a la espera de algún sedante.
A la espera de algo que lo hiciera soñar, imaginar que vivía… Cuando en realidad, con cada respiro que daba, moría un poco por dentro….
Su amor a la soledad lo había puesto en un punto crítico, dejándolo varado en su mar de pensamientos…..
Tras tomar una pequeña pausa a su lectura, el joven Thomas miró al reloj, faltaban diez para que diera la medianoche, se quedó analizando lo que acababa de leer, escuchando el sonido monótono del reloj… Click-clock; click-clock; click-clock….
Su gata estaba recostada en sus piernas… Pero de pronto se levantó de golpe y con rapidez y soltando maullidos se dirigió hacia la puerta de principal, la que daba a la calle…. Thomas se impresionó por aquel acto, pero no le tomó mucha importancia, así que se levantó y fue a servirse un poco de agua, cuando estaba volviendo a sentarse escuchó un estruendo muy fuerte en la terraza, así que subió a ver qué había pasado.
Estando allá arriba, observó su entorno, todo parecía normal, el aire soplaba de manera iracunda, provocando así mucho frío, era tan gélido que casi cortaba…. se asomó a los bordes para divisar los tejados vecinos y ver si había ocurrido algo que hubiese ocasionado dicho estruendo, lo único que pudo ver fueron algunas láminas que se aferraban fuertemente a las vigas de los tejados impidiendo que el viento se las llevase, los postes que iluminaban lúgubremente las calles, que parecían cubiertas de una densa bruma. Al levantar la vista vio que el cielo no estaba despejado, sino cubierto de nubes, nubes grises, que parecieran de tormenta al volver la vista hacia la ciudad, daba un aspecto interesante, pareciese como si flotara, como si todo estuviera suspendido… Se quedó admirando allí hasta que no pudo concentrarse más por el frío, cada vez hacía más….. Decidió regresar.
Cuando estaba bajando las escaleras, un mareo lo dominó e hizo que diera un mal paso que lo hizo resbalar por las mismas, cayó de espaldas bruscamente y así se fue deslizando unos cuantos escalones hasta que logró agarrarse firmemente del barandal, que estaba hecho de metal. Al levantarse se dio cuenta que se había cortado la mano, casi había perdido un dedo, así que rápidamente se fue a lavar la herida para que no se infectara… El ardor era indescriptible y su espalda estaba agonizando de igual manera, empezó a tiritar, tal vez por el frío, tal vez por el dolor…. Apretaba su mandíbula para soportar el agua tan fría que le caía en carne viva.. Cuando de pronto, alguien llamó a la puerta…. Toc-toc-toc…
Sorprendido que alguien lo buscara a estas horas se quedó pasmado…. Toc-toc-toc…
Fue caminando para atender, preguntó quién era la persona que llamaba a la puerta, una vez de anciana le respondió:
-¿Todo está bien ahí adentro?
Sonaba amigable, un poco conocida tal vez, pero Thomas no llegaba a identificar esa voz, no le dió mucha importancia y respondió que todo se encontraba bien…. Luego, el silencio volvió a llenar el ambiente, no duró mucho ya que empezó a oírse un lloriqueo de una niña…. Se emitía desde el baño, eran unos delicados sollozos, eran rítmicos, cada vez se podían oír mejor… Thomas buscó el interruptor de luz del cuarto de sala porque estaba a oscuras, pero al momento que tocó el interruptor sintió el recorrido de un intenso escalofrío por su espalda, inmovilizando su cuerpo…. Los sollozos pararon, el silencio nuevamente…. Thomas poco a poco recuperaba su movilidad, primero la punta de los dedos, los labios, sus ojos, luego su cabeza….. Hasta que por fin volvió a la normalidad, jadeando se presionaba el pecho con su mano izquierda, con la otra mano se secaba el sudor frío que empezaba a aumentar…. De repente sonó un frenazo improvisado y luego un choque, Thomas cayó de sorpresa hacia atrás golpeándose con la puerta, confundido pensó en que no sería buena idea salir a ver qué había pasado, pero escuchó cómo sus vecinos salían a espectar el accidente, así que se animó a salir…. Levantándose rápidamente de un salto quitó llave al cerrojo de su puerta y salió de golpe….. Una luz resplandeciente lo deslumbró y un ruido muy agudo lo dejó sordo…. Tambaleándose por la calle completamente desorientado volvió en sí instantáneamente.
No había nada ni nadie alrededor…… Estaba completamente desolado, jadeando y con ganas de vomitar vio hacia arriba, las nubes densas y grises seguían nublando el cielo nocturno…. Oyó a unos gatos pelarse en algún tejado cercano agarrándolo por sorpresa y cayendo sentado en medio de la calle…. Sacó su móvil y vio que ya era medianoche… las 12:00am…. De pronto a lo lejos se veía una carreta que se aproximaba a toda velocidad siendo halada por dos caballos negros que parecían que corrían con desenfreno, como endemoniados, se escuchaba como su piloto les daba latigazos muy fuertes, com mucha ira…. Cada vez se veía más cerca… Thomas se puso en pie para dirigirse a su casa e ir a dormir directamente, pero de pronto el mareo lo volvió a invadir…. La carreta se acercaba cada vez más, se podía ver más grande, se podían ver mejor los caballos, se escuchaban más fuerte los latigazos…. Se acercaba más, a todo velocidad, venía por Thomas, iba directamente por él….. Se acercaba…. Cada vez más…. Rápidamente….. Latigazos… El sonido de las pezuñas impactando sobre el pavimento bruscamente… Dos caballos negros…. Como endemoniados… Un hombre… dándoles latigazos…. Trac-trac-trac-trac-TRAC-TRAC-TRAC!!!!
La carreta arremetió contra Thomas sin piedad, las pezuñas de los caballos le desrrozaron el cráeo, rompiéndole las costillas y haciendo que éstas perforaran sus pulmones, le destrozaron las las piernasz las manos y todo lo demas, las ruedas pasan encima suya, sobre su cuello y sus rodillas.... La carreta no se detuvo sino que siguió su camino en la calle recta y larga... Desapareciendo en la oscuridad.
La gata se acercó donde yacía el cuerpo sin vida del joven, todo maltratado y retorcido... Se sentó a la par obervándo, no emitió ningún sonido....
Click-clock; click-clock; click-clock…. El reloj seguía marcando su curso con ritmo monótono…. Ya era media noche.

759 visitas
Valora la calidad de esta publicación
0 votos

Por favor, entra o regístrate para responder a esta publicación.

Joseriichart 467 puntos 15 Nov, 2018 Joseriichart 467 puntos
Wow
+1 voto
15 Nov, 2018
Litterarum 209 puntos 16 Nov, 2018 Litterarum 209 puntos
Interesemate, me gustó.
+1 voto
16 Nov, 2018
Publicaciones relacionadas
Adimvi es mejor en su app para Android e IOS.