La desconfianza y su estrecha relación con la felicidad
27 Ago, 2018
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Desconfianza: s.f (Sustantivo femenino) Falta de confianza o esperanza en algo o alguien.

Hasta aquí todos tenemos claro el significado de esta palabra, y siempre que vemos a alguien que no termina de abrirse a los demás, le sugerimos que confíe en nosotros .


Los psicólogos dicen que surge del miedo a sentirse indefenso ante la amenaza real o inventada de otra persona, en mayor medida que si nuestra personalidad es fuerte y segura. Ofreciéndonos protección a lo externo, por lo que respecta a este punto, no es malo ser desconfiado/a, poniendo límites a los demás y no dejando que nos hieran.

Segundo, las personas desconfiadas categorizan internamente a los demás en si son de fiar o si son todo lo contrario debido a sus experiencias anteriores, dejándose llevar por la intuición o generalizaciones.

Por ejemplo, cuando sobreextendemos que todas las chicas rubias son tontas, y no es así, las hay de todo tipo: listas, tontas, guapas, con carrera en Hollywood.. Estamos descartando a alguien por el color de pelo, negándole una posible relación de amistad y posiblemente, mejorar nuestra felicidad.

Crea problemas de relación, en este punto, cabe destacar que tiene mucha razón y lo sé por experiencia propia. Aparte de costarme los cambios de rutinas, hablar con los de mi clase a veces, es más un problema de desconfianza que de ser tímida.

Esto viene a raíz de estar en alerta continua frente a las amenazas y la suspicacia hace que se me vea como alguien fría emocionalmente, siendo irónica y un poco agresiva. La reacción de otras personas ante la desconfianza, es la de darnos el mismo trato.

La desconfianza no es más que un obstáculo para nuestra autorrealización y nos beneficia librándonos de algunos revés que nos da la vida.
Para librarnos de ella, necesitamos confiar en nosotros mismos primero y así alcanzar una fuerza protectora de cualquier impedimento. Creer en la verdadera intuición y aprender de la experiencia, para llegar al término medio que decía Aristóteles.

El problema radica en que ésta se gana con el paso del tiempo y se pierde con un mal gesto, por lo que se recomienda que antes de confiar o desconfiar en alguien, debemos conocerla mejor.

Desde el punto de vista psicológico, todo esto está bien pero yo tengo otra teoría:

¿Es posible que una persona se haya vuelto desconfiada después de haber creído en los demás y haber recibido más decepciones y palos que respuestas positivas?

Muy probablemente, así sea. Yo pertenezco a ese grupo después de ver la actitud de algunas personas hacia mí, por ejemplo: cuando veo que un chico no para de mirarme en la discoteca o verbena del pueblo, los amigos intentan acercarlo a mí y él huye tengo dos opciones.

1. Pensar que es alguien tímido y le da vergüenza acercarse a mí. (si creyera esto, me estaría autoconvenciendo de algo que puede que no sea real).

2. Pensar que sus amigos están intentando reírse de mí y sólo me queda reírme de ellos o pasar de las gilipolleces de un grupo de personas de 30 y muchos con mentalidad de niños de 15 años.

Normalmente, me decanto por la segunda, ¿por qué? Porque ya me han hecho varias jugadas de este tipo y tiendo a comportarme un poco borde y desconfiada. Las que peor me sentaron fueron en la ESO y Bachillerato, y ambas con cartas en las que se suplantaba la identidad de alguien que me gustaba para que yo picara y llevar a cabo su cometido. En el primer caso, pegarme una paliza entre 12 personas y en el segundo gastarme una broma de mal gusto en pleno mes de diciembre, abriendo el grifo de una de las duchas del gimnasio para mojarme y seguramente, enfermar (mi cumpleaños es en Navidad y para algunos de los que creía amigos y los que con hechos me demostraban serlo, lo celebraba 4 días antes).

Yo antes confiaba en los que me rodeaban, y ahora me cuesta más porque no quiero recibir más palos, es más, la última vez que decidí acercarme a alguien, acabó en ruptura de nuestra relación por desconfiar de él respecto a algunas cosas que no voy a comentar aquí.
En este momento, prefiero que vengan los demás a hablarme, que ir yo detrás de ellos y darme de canto en los dientes.


Respecto a la AUTORREALIZACIÓN; Os dejo la pirámide de Maslow, quién decía que cuando una persona cubría todas sus necesidades, podía darse por satisfecha y autorrealizada en la vida.

Reconozco, que voy a tener que trabajar duro para vencer a la desconfianza, dejando atrás el pasado y todas las malas experiencias.
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