No creo que vaya a vivir por mucho tiempo y quise escribir algo de mi vida. Esta es la única autobiografía que escribiré.

No recuerdo tanto mi infancia pero sí recuerdo la lluvia . Mi abuela solía decirme que Dios está en la lluvia.

Terminé la primaria y fui al instituto donde hubo días muy malos.
En un año muy lindo conocí a Victoria, éramos tan jóvenes ese año. Tuvimos el valor de decirle a nuestros padres, no podría haberlo hecho sin ella sosteniéndome la mano.
Mi padre no podía mirarme, me dijo que me fuera. Mi madre no dijo nada.
Sólo les dije lo que siento, fui tan egoísta, nuestra integridad valía tan poco.

Siempre supe qué hacer con mi vida y entré a un curso de informática y la vi de nuevo. Supe que ella es el amor de mi vida, ahí fue nuestro primer beso. Cuando la besé supe que nunca más querría besar otros labios que no fueran los de ella.
Cada día nos regalábamos rosas, nuestras casas olían a tantas rosas, esos fueron los mejores años de mi vida.

Pero su enfermedad comenzó a empeorar y más peor hasta que se puso mal del todo.
Después de eso no hubo más rosas nunca más.
Recuerdo cómo las palabras comenzaron a cambiar, todavía no puedo entender por qué Dios me quitó a ella.
Una noche cuando compraba un regalo muy especial falleció Victoria. Nunca había llorado tanto en mi vida.
No tardó mi cuerpo en debilitarse, es extraño que tenga que pasar mi vida aquí.

Pero es alegre porque durante 2 años tuve rosas y no tuve que arrodillarme ante nadie.
Nunca debemos perder o dejar a la persona que más amamos ni debemos dejar que no los quiten.
Espero que el mundo cambie y las cosas mejoren porque este mundo necesita mucha esperanza