Estoy en el asiento de atrás, pegado a la ventana viendo la vida pasar……. Se siente bien, el aire fresco da en mi rostro relajado y mis ojos tratan de alcanzar ver el atardecer.
Mis amigos también maravillados como yo, hablan de cómo es relajante viajar así, de que el ocaso se ve muy inspirador y que deberíamos salir más.
Todavía tengo licor, eso me reconforta, así podré seguir cavilando sumergiéndome en el paisaje.
Cada vez hablo menos, no siento necesario decir algo ahora, me dejo llevar, lentamente, disfrutando de la brisa serena que ondea mi cabello y me ayuda a respirar mejor.
Recuerdo muchas cosas, cosas que parecía haber olvidado, cosas que siguen siendo importantes…. .Sigo bebiendo de a poco, pues no tengo prisa, todavía hay suficiente alcohol como para seguir sintiéndome bien.
¿Y qué se supone que debería hacer?
¿Correr por la vida?
No, claro que no, yo no soy de esas personas, mi andar es despacio, tranquilo, con calma…… Observando detenidamente todo lo que pueda tener en frente.
En cambio ella, va enérgica, imparable, radiante….. Siempre activa e influyente. Con una actitud tan intensa que si llega a tu vida te transforma, en alguien que jamás habías conocido.
Así fue como la conocí, y así es como ella se fue.
De repente una amiga mía que iba de copiloto volteó a verme, con cara de asombro, le pregunté si había pasado algo:

- Sólo quería ver si no te habías intoxicado

Solté una pequeña risa diciendo que no tenía por qué preocuparse.Ella se acomodó mejor y viéndome fijamente dijo:

- Vive…. no te digo que te beses con cada desconocida que se te cruce en frente. Sino que te quieras mucho, quiérete lo suficiente como para salir adelante.

Sonreí levemente con los ojos vidriosos, noté que solo me quedaba el último trago en mi botella, la levanté y ella volvió a su asiento. Con la botella alzada y la cabeza gacha…. Susurré:

- Salud.