Estaba caminando por mi barrio, en una noche lluviosa pensando en muchas cosas, y en ninguna a la vez. Y ahí la vi venir .Era ella, sin duda. A menos de una cuadra, de mi mismo lado de la vereda, la chica que me gustó durante la secundaria (y que aún me gustaba, no hay un día que no piense en ella). "Este es el momento", pensé mientras seguía caminando.
Es ahora. En el colegio siempre había mucha gente cerca, y no podía confersarle lo que sentía (y siento) por ella. Voy a confesarle todo, hoy mismo. Ya. En un segundo se me vinieron miles de recuerdos, era como una película transmitida en mi cabeza pero en un modo acelerado. Pero ya está, todo eso que pensaba de ella y nunca había podido decirle, toda esa espera se estaba por terminar.
Por fin, ella iba a saber cuánto pienso en ella, no espero una respuesta de su parte, simplemente necesito sacármelo de encima. Seguí caminando, recordando su perfume, nuestras conversaciones en el aula, entre otros miles de recuerdos. Y acá estoy ahora, casi diez metros nos separan de mi y mi confesión, no puedo mas de la ansiedad, empiezo a sentir que me tiemblan las manos, mi cabeza va a mil por hora y mi corazón aun mas. Nos estábamos mirando fijo hace ya ocho pasos aproximadamente mientras las gotas de lluvia nos mojaban.
Siete metros. Mientras empiezo a fijar la vista en su cara, algo me desanima completamente, y me derriba toda ilusión de confersarle todo lo que siento.

Porque no era ella, pero si muy parecida.