Me he puesto a pensar y me he dado cuenta de que en el mundo, las personas parecen divisirse en dos; las que están enamoradas y las que están en pena de amor. Realmente son muy pocas las que están en el intermedio, no están enamoradas pero no necesitan de eso en su vida .Simplemente la viven felices y en paz.
Y es que el mundo funciona así. Se mueve a base del amor, todo en él tiene que ver con eso que te hace sentir mariposas en el estómago.
Como ya he dicho. Las personas se dividen en dos; las que están enamoradas se encargan de dar vida, de brindar tranquilidad y felicidad, mientras que los que están en pena de amor, se encargan de la tristeza, el enojo, bueno, de dar el balance.
Los que están enamorados, tarde o temprano pasan del lado contrario. Todos en algún momento lo estamos, y fuera de lo que la gente piense; eso es algo bueno. Lo es, porque significa que aprendimos a amar y que lo hicimos con todas nuestras fuerzas. Estar en pena de amor significa que supiste vivir al máximo una buena etapa de tu vida que ahora ha llegado a su fin.
Pero así como los enamorados pasan al lado de los corazones rotos, también los que están en pena pueden pasar al lado de los enamorados. En realidad, es como una rueda de la fortuna, a veces estás arriba y a veces abajo. Cuando estás arriba puedes ver el paisaje, sentir el aire en tu cara... Cuando estás abajo, ya no tienes una vista espectacular, sientes como tus pies vuelven a tocar el suelo y puedes volver a ver a todos aquellos que están en lista de espera, abajo contigo, solo que no todo es malo, porque tienes esa esperanza, ese rayo de luz que te dice que volverás a subir, que sólo es cuestión de tiempo, y lo es. Vuelves a subir cuando menos te lo esperas porque así es el amor.
Así que te diré algo, sí, a ti, a ti que estás leyendo este post con el corazón roto; volverás a subir, cuando menos te lo esperes, llegará alguien que moverá tu mundo nuevamente. Espéralo.