Es cierto eso que dicen que la vida pasa muy rápido y por desgracia lo pude comprobar en carne propia, cuando cumplí los cincuenta.
¡Vaya, qué rápido habéis llegado, la verdad es que no os esperaba tan pronto!
Fue lo primero que pensé y me invadió un extraño sentimiento de agobio. Alcanzar la cincuentena, me pareció llegar a una edad excesiva y comencé a sentirme demasiado viejo, así que dejé que mis años se pelearan entre ellos y lo hicieron con tanta furia, que algunos no salieron con vida del enfrentamiento.
Por eso ahora, a pesar del medio siglo y algo más, porque el tiempo cada vez va más deprisa, me siento mucho más joven y tengo la agradable sensación, de que me he quitado un puñado de años de encima.
Fran Laviada
