Cuando sea madre no me hará falta comer huevos, bastantes ya me dio la vida.

Para enseñarme lo que es el amor, la empatía y la lealtad.

Cosas que esta sociedad carece, una de las lecciones que me dio la vida y la que me costó entender es, a no luchar por personas que no luchen por ti, aunque lleve tu sangre.

Que hay personas que sin conocerte de nada se convierten en tu familia, sin llevar tu sangre y te hacen comprender que el amor y la paciencia requiere de estar en las buenas y en las malas.

El poder más fuerte que hay en esta vida es la empatía, la cual pocos conocen.

Que ser madre y padre no es tan difícil, solo hace falta amor, paciencia y sabes que llegó la hora de mirar por una personita, que tú serás su referente a seguir hasta saber que algo que hagas le dolerá tanto, que ya no serás tu su reflejo.

Los huevos los tengo yo en la nevera, porque para la vida hacen falta cojones y más cuando desde pequeña la vida te jode como si tú fueras la culpable.

Y recuerdas esto cuando tengas hijos:

Los niños son bonitos cuando son bebés, pero cuando crecen son hojas movidas por el viento que cuando más quieras controlar y más te obsesiones menos podrás controlar.

Si tienes hijos son tuyos, y si son hermanos te recuerdo que las niñeras se pagan. Porque los tuviste para cuidar de ellos, no para robar la vida a sus hermanos.

Los hijos no son caprichos o un accidente .

Cuando sea madre comeré huevos, pero los que tengo en la nevera.

Y si quieres explicarme a mí lo que es la vida, recuerda que no sabes ni la mitad que yo he vivido desde que vine a esta vida.