CORAZÓN DE TINTA

Su cuerpo desnudo es liso, con trazos de tinta.
Cada trazo cuenta una historia…
Pero uno de esos trazos tiene una historia.
Una historia que merece ser CONTADA.
Porque hay historias de amor que no se cuentan, pero esta historia es una de esas que se cuentan una y otra vez.
Es la historia que me hizo creer en el amor.
Ella tenía el corazón más roto que hayas podido conocer.
Él tenía un lindo corazón noble e inocente que conocerás.
Ellos dos eran desconocidos caminando por la misma calle.
Tan desconocidos que ni siquiera sabían sus nombres.
¡Y no! No es una de esas historias de Disney.
Pues desde aquel día, se dieron cuenta de que habían forjado una linda amistad.
Él caminaba junto a una malvada bruja y ella mantenía las distancias.
No quería ser uno de los motivos por los que la bruja lo hechizara.
Pasó como un siglo y ella seguía enamorada de él, pero no le dijo nada.
Él no sabía que ella llevaba un siglo enamorada de él.
Pero un día ella caminaba con dos hadas madrinas, que le dijeron:
«Pequeñaja, o tú se lo dices o el próximo día que lo veamos se lo decimos nosotros».
La pareja de esta historia ya lleva muchas noches de insomnio hablando y muchos buenos días.
Pues una semana después, ella caminaba con una de sus amigas y se lo cruzaron.
Ella le dijo: «Oye, se dice adiós, que ya no conoces a nadie».
Él ni se dio cuenta, hasta que la volvió a ver.
Bueno, en realidad ella hizo todo lo posible para encontrarse otra vez con él.
Él se montó en su carroza, o creo que era un sedán.
Él, muy gracioso, le hizo una burla, ella se rió tanto que creo que se comió un pavo.
Y si no recuerdo mal, fue un martes.
Ocurrió algo muy curioso, tan curioso que de eso hace ya casi tres años.
Y eso fue un pequeño resumen de cómo ella se enamoró de él.
Pero esta historia de corazón de tinta no va de esa cursilería de las historias perfectas del amor. En verdad, es la historia de por qué llevo tatuado un corazón en mi costilla .

¿Sabes cuando llega alguien a tu vida y pone tu mundo patas arriba? Pero no en el mal sentido, sino que cura algo que estaba roto dentro de ti. Pues mi corazón estaba más que roto, no en mil trozos, sino en mil multiplicado por dos. Estar a su lado es como estar en otro mundo, en un mundo que, aunque tú lo ves todo blanco o negro, por dentro no es así. Tiene un corazón tan noble y dulce que cuando lo llegas a conocer de verdad… Con tan solo darle la mano, te da calma, aunque sea un puro nervio. Cuando lo miras, hace cualquier cosa para que te rías, porque es tan noble que solo piensa en la felicidad de los demás que a veces se olvida de él. Eso sí, es cabezón un rato, pero es porque es muy perfeccionista. Cuando se le mete algo en la cabeza, es mejor cortarle la cabeza que la idea. Pero él es el motivo de mi corazón de tinta, porque es el único que no me da miedo ser yo misma. Él le dio vida a un corazón que estaba muerto en vida.

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