Me estrené como madre cinco días después de mi cumpleaños número 17.
No tenía idea en lo que me estaba metiendo, a mis pocos años creía que ser madre era vestir bien al bebé, alimentarlo , que no llorara.
El 28 de agosto del 86 al sentir a mi hija en el pecho me sonaron todas las alarmas que no conocía saber.
La batalla entre ser madre y ver a gente de tu edad sin responsabilidades es muy confusa para una mente adolescente, no se entiende, no se siente normal y a la vez si.
Tengo que admitir que por los tres primeros años de mi hija no fui la madre que ella se merecía, la adolescente en mi quería vivir, bailar, viajar .
Un día poco antes de su cumpleaños número tres entendí que mi adolescencia había muerto casi al inicio, yo fui la que decidió ser madre, ella no pidió ser mi hija.
Educación y rutinas, totalmente lo opuesto a mis 19 años, si fallaba ella sufriría. Hoy es una hermosa mujer de 34 años, profesional, centrada y con un carácter que me da la paz de saber que ella sabrá defenderse, sabe caminar sola pero elige caminar cerca a mí.
Ser madre adolescente es un reto del cual jamás se está preparado, es por eso que no se lo recomiendo a nadie.
Las madres adolescentes pueden amar a sus hijos, pero se dan de narices con la realidad cuando el niño ya está aquí, y no pueden devolverlo.
La realidad de criar un hijo que no has decidido y para el que no estás preparada es más difícil de lo que nunca imaginaron.
Tu vida como joven adolescente literalmente se acaba de la noche a la mañana. A partir de ahora sólo importa el niño, sacarlo adelante como sea a costa de tu vida, y sin siquiera disfrutar de la experiencia de ser madre porque en tus condiciones es probable que vivas en la cuerda floja hasta que tu hijo sea mayor de edad.
