No alcanzar el orgasmo: el placer esquivo
16 Mar, 2022
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En ocasiones puede resultar difícil alcanzar el orgasmo. Hay muchos motivos para que esto suceda, y podríamos considerarlos normales en buen número de los casos .

Pero, si la frecuencia y el contexto en el que se producen las dificultades, generan angustia, malestar e insatisfacción, y se reiteran las ocasiones en las que no se alcanza el clímax, podríamos estar ante anorgasmia o falta de orgasmo.


Esta dificultad no es nueva, ha afectado a las relaciones sexuales desde hace mucho tiempo, pero tal vez, en la actualidad, cuando disponemos de la información y el conocimiento sobre sexualidad, y hemos superado tabúes y prejuicios, demandamos el derecho a disfrutar del placer con más plenitud y libertad. De ahí que cada vez más personas no se resignen a tener relaciones sexuales sin obtener de ellas el deseado placer.


Invito a seguir afrontando de forma activa y responsablemente dificultades como la anorgasmia. En primer lugar porque hablamos de un tema esencial: nuestra vida sexual, pero también porque el grado de éxito de los tratamientos es muy elevado.


Para ponerse en marcha, es necesario tomar decisiones, y para hacerlo necesitamos información. Este es el sentido de mi artículo. Espero que os sea útil.


¿Qué es la anorgasmia o falta de orgasmo?
La anorgasmia o la dificultad para alcanzar el orgasmo es un disfunción sexual que aparece con diferentes grados y contextos. Los autores coinciden en considerar 5 grupos para clasificar la anorgasmia:


Anorgasmia primaria. La persona nunca ha sentido un orgasmo, ni masturbándose, ni en pareja.


Anorgasmia secundaria. Tras un tiempo en el que se han tenido orgasmos, se inicia un período en el que ya no se alcanzan.


Anorgasmia absoluta. La persona es incapaz de alcanzar el orgasmo.


Anorgasmia relativa. Se alcanza el orgasmo, pero sólo con determinadas técnicas o procedimientos (por ejemplo, masturbándose exclusivamente).


Anorgasmia situacional. La persona sólo alcanza el orgasmo en situaciones específicas (por ejemplo, en situación de riesgo o en determinado contexto).
En primer lugar, es importante destacar que la dificultad para alcanzar el orgasmo o la falta de orgasmo no significa que no exista deseo sexual. La falta de deseo sexual es un aspecto relevante en la relación sexual, pero la ausencia de orgasmo o la dificultad orgásmica suele darse después de una fase de excitación normal.


La anorgasmia afecta a ambos sexos, pero es más frecuente en las mujeres. En una reciente revisión de 34 estudios, las cifras de anorgasmia femenina oscilaban entre el 20% y el 50%, mientras que este porcentaje descendía por debajo del 10% en los hombres.


Si bien hay causas orgánicas como traumatismos y lesiones, consumo de determinados fármacos, consumo de alcohol o drogas, enfermedades o dolor crónico, entre otros, es importante destacar que, la mayoría de los factores que desencadenan la anorgasmia tienen un origen psicológico: aspectos de la personalidad (perfeccionismo, impaciencia, tendencia al control…), dificultades emocionales o creencias, ideas o mitos que sesgan y condicionan la vivencia sexual.


Orgasmo y respuesta sexual


La respuesta sexual humana cuenta con 4 fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución.


La respuesta sexual del hombre y de la mujer presenta diferencias, aunque en ambos géneros son producidos por una dosis suficiente de estimulación sexual de las zonas erógenas placenteras. Si la dosis de estimulación es la adecuada, y la persona focaliza su atención y concentración en los estímulos sexuales placenteros que reciben a través de todos sus sentidos, a los 20 segundos aproximadamente el cuerpo se activa ante el placer.


Las células del sistema nervioso autónomo o parasimpático, localizadas en la médula espinal, segregan rápidamente dos sustancias, la acetilcolina y el óxido nítrico. Ambas sustancias relajan las paredes arteriales de los genitales, como resultado, la sangre fluye con mayor libertad. Los órganos sexuales se dilatan, se excitan. Simultáneamente el cerebro sigue recibiendo señales de excitación que provocan la respuesta del hipotálamo. Éste aviva la actividad del sistema parasimpático e interviene en la liberación de hormonas que intensifican la sensación de placer.


Llegados a este punto “el cerebro está al servicio de la actividad sexual”, pero si en ese momento aparece cualquier pensamiento, idea o creencia negativa (pensamientos intrusivos), se puede bloquear la excitación y dificultar e incluso impedir alcanzar el orgasmo.


Si eso sucede, depende de cada persona la re-focalización en los estímulos sexuales y la concentración en la actividad sexual, es decir, de la habilidad emocional para no restarle importancia a esos “pensamientos intrusivos” y poder pasar a la siguiente fase. En consecuencia, si se “sintoniza de nuevo” con la actividad sexual, se vuelven a sentir estímulos placenteros, y se pasa de la fase de meseta al orgasmo o clímax.


En el orgasmo el sistema nervioso parasimpático toma el control de la situación, las células que lo forman dan contracciones en la región pélvica cada segundo, el ritmo cardiaco se acelera, el ritmo respiratorio aumenta para oxigenar más deprisa. El hipotálamo a su vez recibe órdenes de segregar en el corriente sanguíneo una cantidad oxitocina y dopamina, lo que hará que vaya aumentado el placer hasta el clímax.


Tras la intensa excitación del orgasmo, aparece a continuación un estado de bienestar, somnolencia y relax. Las endorfinas y serotonina son las responsables de estas sensaciones. Para excitarse otra vez el hipotálamo del hombre, por ejemplo, antes tiene que reabsorber la serotonina liberada, es lo que se conoce como periodo refractario.


Causas de la anorgasmia o falta de orgasmo


1. Conocimiento del propio cuerpo
Falta de información sobre la anatomía y fisiología de nuestro cuerpo. Cómo funciona nuestra respuesta sexual, nuestros ritmos, nuestras zonas erógenas, cuál es nuestra respuesta ante diferentes formas e intensidades de estimulación.


2. Creencias y mitos sexuales
“El coito es la cima de una relación sexual”, “el mejor orgasmo es el que se tiene con el coito” o “la relación sexual completa es el coito”. 
“El hombre responsable del orgasmo de la mujer”. El orgasmo es responsabilidad de cada persona, por lo tanto ningún hombre tiene por qué asumir la responsabilidad en el orgasmo de su compañera sexual.
“No hay relación completa sin orgasmo”.


“Tener orgasmos simultáneos es lo mejor”. La búsqueda simultánea convierte la relación sexual en intentos de control lo que provoca justo lo contrario a lo que se necesita para alcanzar el placer que es dejarse llevar hacia él.
Convertir al orgasmo en el protagonista absoluto de nuestra sexualidad no sólo es limitar las posibilidades del placer, sino que puede ser el origen de las dificultades para alcanzarlo.


3. Dificultades emocionales.
Las dificultades emocionales como la ansiedad, depresión o el estrés y factores de personalidad, tendencias de comportamiento y estilos de pensamiento, afectan decisivamente en un tema como la anorgasmia o la falta de orgasmo.


El orgasmo puede ser inhibido a causa de la angustia generada por diversas vivencias con respecto al orgasmo, desarrollándose en el inconsciente de la persona un mecanismo de defensa contra dicha angustia, que consiste en un hipercontrol sobre su respuesta sexual por temor a las conductas propias suscitadas, miedo por el abandono a sus sensaciones, sentimientos de culpa, remordimientos, etc.


4. Falta de comunicación con la pareja y conflictos de pareja.
Como otras disfunciones sexuales, la anorgasmia, la falta de orgasmo o las dificultades para alcanzar el clímax, puede ser el resultado de un conflicto afectivo y de pareja (hostilidad, agresión, lucha de poder, falta de comunicación, frustración por incumplimiento de expectativas…).


Hay 4 grandes grupos de causas psicológicas en las dificultades para alcanzar el orgasmo: conocimiento y habilidades, creencias y mitos, dificultades emocionales y falta de comunicación.
Una opción que empeora la falta de orgasmo: Fingirlo


Ante la falta de orgasmo ¿Por qué se finge?
El estudio de Universidad de Kansas muestra que las razones más frecuentes por las que se fingía el orgasmo son :


Por ser poco probable que el orgasmo llegue, se quiere terminar cuanto antes.
Para evitar consecuencias negativas (por ejemplo, herir los sentimientos de la pareja) y obtener consecuencias positivas (por ejemplo, complacer a la pareja).


10 Consejos para hacer frente a la anorgasmia o falta de orgasmo


Conoce tu propio cuerpo y reflexiona sobre las ideas que tienes asociadas a la sexualidad
Fisiología, anatomía y respuesta sexual humana, métodos anticonceptivos, fantasías sexuales, etc.


Estereotipos sociales y roles de géneros asociados a ser hombre o mujer.
Conceptos sobre el sexo, el afecto, el amor, la vinculación afectiva…


Piensa en tus ideas sobre la experiencia sexual, si lo haces con los mismos valores por los que se rigen otros aspectos de tu vida (alimentación, actividad física, vida social, laboral, etc.). Responsabilízate de tu propia sexualidad, dale el valor que tiene.


Identifica las emociones que te suscitan las prácticas asociadas a la búsqueda de placer sexual, si puedes relajarte y “conectar” con la sexualidad o tienes dificultades.


Amplía el conocimiento sobre la respuesta sexual. Rompe con mitos asociados a la sexualidad. 


Realiza ejercicios de relajación o respiración. Yoga, meditación, mindfulness, respiraciones profundas, etc. 


Descubre el erotismo de los cinco sentidos y cultiva las fantasías sexuales. La literatura erótica o el cine erótico elegido desde los gustos personales, pueden ser de ayuda. 


Cuida la musculatura pélvica o pubococcígea, realizando los ejercicios Kegel. Los ejercicios Kegel, creados por Arnold Kegel en 1948, fueron ideados originariamente para prevenir y corregir incontinencias urinarias. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha descubierto que son capaces de remediar un gran número de problemas sexuales. Pautas prácticas para realizar los ejercicios de Kegel:
Contrae los músculos del suelo pélvico mientras aspiras aire. La sensación es similar a la de controlar los esfínteres, es decir, las ganas de orinar. Cuenta por ejemplo hasta tres.
Después, relaja los músculos mientras expiras el aire. La sensación es similar a cuando relajas la zona pélvica al orinar.
Deja un tiempo dedicado a tu sexualidad. La actividad diaria puede significar grandes dosis de energía e impedir conectar con la sexualidad. Date un tiempo a solas para entrenar tu sexualidad, con actividades que sean de tu agrado.
Si tienes pareja, dedica también un tiempo para la sexualidad de la pareja y comunícale lo que te gusta, no esperes a que lo adivine, rompe así con mito de “mi pareja debería saber lo que me gusta”.


Piensa que el placer es un regalo. Con información adecuada sobre los aspectos relacionados con la sexualidad, podrás conseguir más autoconfianza y encontrar mayor placer y satisfacción en tu vida sexual.


Recuerda que la sexualidad se aprende a lo largo de nuestra vida. Y en ese devenir influyen aspectos de nuestra personalidad, nuestra situación emocional y también el contexto y las relaciones sociales, pero siempre, será nuestra forma de afrontar y vivir las experiencias la que determinará ese aprendizaje.


Anímate a reflexionar, conocer y aprender sobre tu sexualidad. Dedícale tiempo, y dedícate tiempo, para alcanzar el conocimiento para obtener el placer y la satisfacción que deseas de tu vida sexual.


No siempre es fácil adquirir ese aprendizaje sin ayuda, no te limites, no sientas ningún pudor en solicitar información y asesoramiento. Las psicólogas y psicólogos especializados en Sexología, estamos para ayudarte, a veces un primer paso lo cambia todo.


El placer, como tantas cosas en la vida, no es casualidad sino causalidad. Alcanzar el placer es un logro, ponte en movimiento y desafía tus barreras

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