Me pregunto como te sientes,  esa sensación como si fueras indigno de tu cuerpo, 
aunque tengo el rechazo buscando todas las derrotas, el desequilibrio nos envolvió al aire libre;
Mientras la casualidad no volvía durante algunos instantes. 
Mi mente persistía en las invocaciones de mi físico, no logro entender las metas de una vida que sentía fundirse en mi piel con el resto.
Caminábamos con una fuerza inusitada, imposible y extravagante.
Los pies clavados en la confortable tierra, el ruido empezó cuando la obediencia rompió la concentración 
frente a mi silencio. El impacto de convivir lo perdi; fue aterrador imaginar
que renunciaría a derribar la verdad. 
Imitar las dificultades es más imponente,
pero también significa sentirse debilitado y atontado en la realidad del peligro.
Finalmente la inseguridad se precipitaba  a su emoción  de libertad.
Parece complicado como sin notarlo; nos separo el miedo a mirar y no coincidir.
Puede ser el respeto a mi mente, será dentro de tu encuentro.
Entonces se posó en sus mejillas, unas cuantas lágrimas interminables;
sintiendo la pesadumbre en la oscuridad de su coraza.
Decir que mis ataduras imperceptibles, son los pensamientos que no guardan las dudas.
La sorpresa inesperada es cuando por error, fuiste disparado hasta alejarme de ti.
Nuestra verdad trata sobre personas invisibles .Alguna vez atrevidos por la valentía del impulso,
que provoca las incertidumbres.
Porque un mes después no comprendo, cuando te extraño.
Desnudarme con mentiras, y quizá engañada de tu misma voz. 
Siempre persiste sin equivocaciones , tal vez persigues los sueños oportunos.
Antes de la distancia entre nosotros, prefiero disfrutar hasta que el aliento sea promesa.