A ti, que con la magia de tu silueta hechizas sin ninguna compasión.
A ti, que con tu voz atraes a cualquier ser humano y lo hipnotizas.
A ti, que simples hadas quieren cazarte por robar la esencia de todas ellas.
A ti, que por blasfema y cruel no dejas conciliar el sueño a todos ellos.
A ti, que por impía y volar sin escoba haces que todas se acomplejen.
A ti, que habitas en el pandemónium de cualquier mente.
A ti, que por sacrílega, le salen cuernos y cola a la virgen si la miras fijamente.
A ti, que por desconfiada rechazas la unión entre velos y anillos.
A ti, bruja, deberían quemarte en la hoguera por ser la maldita encarnación del bendito mandamiento de todos ellos, por ser bella locura, enamoradiza tentación e ígnea lujuria.
- La última vez que te vi vestida de negro, empecé a creer en las brujas y dejé de creer en las novias vestidas de blanco.