De la mano de Paka, Mabel recorrió el difícil camino del cáncer, lleno de miedos y e incógnitas. Ahora, ambas comparten sus vivencias en un libro que no solo está escrito para las mujeres que padecen cáncer de mama, sino para todas las mujeres: un libro en el que se habla de la realidad sin caer en el pesimismo, que acompaña, anima y reivindica, lleno de sororidad y empatía. Una guía para aprender a cuidarnos, con consejos útiles y recursos, tanto para afrontar la enfermedad como para acompañar (y muy importante, saber qué decir) a alguien que la padece cerca de nosotras.


Hablamos con Paka Díaz y Mabel Lozano sobre el cáncer de mama y este libro, tan necesario, que no le debería faltar a ninguna mujer que sea diagnosticada con cáncer de mama.


¿Hubo consenso en que ese tenía que ser el título?


Mabel Lozano: Fueron las últimas palabras que me dijo un estupendísimo anestesista antes de que me durmiera. Yo estaba haciendo fotos en el quirófano y me dijo 'Venga, túmbate, que ahora yo te invito a un mojito'. Yo lo tuve clarísimo desde el primer momento y Paka lo vio tan claro como yo.



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A ti, literalmente, fue una llamada a Paka tras publicar en IG que había tenido cáncer de mama la que te salvó la vida. ¿Ahora eres tú la que se esfuerza en extender el mensaje de la importancia de la autoexploración?


Mabel Lozano: Llevamos todas una vida tan acelerada y convulsa por el trabajo y la familia que nos olvidamos de nosotras. El cáncer te toca y te toca, lo más importante es la prevención, no es lo mismo coger este dragón con una cabeza que con quince. Por eso es importante no saltarse ninguna revisión y la autoexploración, de manera metódica y cada día, como ducharnos, incorporarlo a nuestros hábitos normales.


¿En qué mujeres pensabais mientras escribíais a dos manos?


Mabel Lozano: En ti, en mi hija, en todas las mujeres, la proporción de mujeres que vamos a sufrir el cáncer es altísima. No es un libro solo si tienes cáncer, es un libro para leerlo y aprender cosas sobre alimentación y muchos otros temas, hemos pensado en todas las mujeres. De hecho lo hemos escrito como si habláramos con una amiga, igual que Paka me lo contó a mí.


Paka, ¿Te costó ‘desnudar’ tu intimidad y contar de manera tan natural y cercana como viviste tu cáncer de mama?


Paka Díaz: Muchísimo, sentía pudor. Para mí, como periodista, lo normal es hacer las preguntas, ayudar a otras personas a contar su vida, no mostrar la mía. Pero Mabel me convenció cuando me dijo que podía servir a otras mujeres, como yo le había ayudado a ella y a mí, mi hermana Gema, que había pasado por un cáncer de mama antes que nosotras. Por eso decidimos escribirlo como si hablaras con una amiga, y eso implicaba contar cosas íntimas, pero también investigar mucho sobre temas relacionados con el cáncer de mama. Escribir Te invito a un mojito ha sido un trabajo fascinante.



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En el libro cuentas que el cáncer te ha conectado con tu parte sensible, ¿se puede extraer algo positivo de una enfermedad como el cáncer?


Paka Díaz: Si te soy sincera, el cáncer me parece una mierda gigante y no le encuentro el punto positivo. Sin embargo, pasar por esto me ha hermanado con Mabel, que es un regalo de vida y ya es amiga por siempre jamás. También me ha hecho darme cuenta de mis prioridades y disfrutar más de todo. Al final yo, tan escéptica, voy a acabar mindfulness perdida. Lo de estar tan sensible espero que se me pase (risas)…


Ponéis sobre la mesa la perspectiva de género en la medicina, y precisamente el cáncer de mama metastásico es un cáncer al que se conoce como invisible… ¿qué es necesario que cambie ya en la medicina y en la sociedad para abordar esta brecha?


Paka Díaz: Aún encuentras demasiados estereotipos en las consultas. Por ejemplo, un oncólogo me quiso recetar un ansiolítico o un antidepresivo porque le comenté que tenía cambios de humor con el Tamoxifeno, un tratamiento que te dan si tu carcinoma es hormonodependiente. Yo ni estaba deprimida ni ansiosa, pero aquel médico no indagó sobre ello. Igual que yo fuera mujer ya le parecía un síntoma. Hay que trabajar más la salud mental y el cáncer, pero no recetar medicamentos porque te quejas de efectos secundarios habituales que se pueden afrontar de otra manera. En mi caso, el buen humor de Fas, mi novio, y las bromas que hacíamos fueron diluyendo mi mala leche y me ayudaron a gestionarla. Ahora bien, se calcula que alrededor de un 30% de pacientes con cáncer de mama podría sufrir depresión y hay que tratarles. Que hace falta reforzar la salud mental en la sanidad pública es un hecho, como también lo es la necesidad urgente de perspectiva de género en la medicina. Y, por cierto, hay antidepresivos que pueden disminuir la eficacia del tamoxifeno, así que hay que tener cuidado con lo que te recetan.



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Insistes en que el paciente tiene derecho a sus pruebas diagnósticas, ¿qué le dirías a una mujer que se descubre un bulto y está muerta de miedo?


Paka Díaz: Por la pandemia, las pruebas de cribado se están retrasando, especialmente en el cáncer de mama, colorrectal y cérvix. Hemos visto casos trágicos, como el de la periodista Olatz Vázquez. El cáncer es la segunda enfermedad que más muertes causa en nuestro país. Por eso, nos toca empoderarnos como pacientes y reclamar nuestros derechos. A una mujer que se descubre un bulto, la animaría a pedir cita lo antes posible para que le hagan pruebas. Muchas veces, espero que la mayoría, no será nada, pero hay que hacerlo sin perder tiempo. Un diagnóstico temprano supone incrementar la esperanza de vida. Además, como conté en Instagram, cuando te hagan una mamografía, pide una ecografía porque mi tumor, por ejemplo, sólo se veía en la eco. No hay que olvidar que una de cada ocho mujeres españolas va a tener cáncer de mama y ser mujer es el mayor factor de riesgo.




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Cuando estamos cerca de una mujer que ha sido diagnosticada de cáncer de mama, ¿qué mensajes tenéis claro que debemos evitar y cuáles han de estar muy presentes? ¿Cómo podemos acompañarla?


Mabel Lozano: Sé que no hay que decirle ese rollo de campeona, vamos valiente, tú puedes… hemos entrevistado a muchas mujeres con cáncer de mama metastásico y nos dicen 'yo no soy campeona, ni valiente', erradicar términos bélicos. Todas tenemos mucho miedo, lo que hay que hacer es acompañarla, si quiere que llore y compartir hasta donde ella quiera. La actitud positiva no te cura.


Paka Díaz: Antes de paciente oncológica, fui acompañante de mi hermana Gema, iba con ella a la quimio, trataba de ayudarla. Pero, al principio, me sentía perdida. Mi hermana ha sido muy generosa conmigo, es mi tesoro. Con ella aprendí que lo importante es estar al lado, ni delante marcando el camino, ni detrás empujando. Que hay que escuchar más que hablar, ayudar en lo posible, pero que sea ella quien decida y marque el camino a seguir.



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¿Sororidad y resiliencia son las dos grandes palabras que deberíamos grabar a fuego en nuestra mente?


Paka Díaz: Sí, las dos son fundamentales. El camino del cáncer es largo, por eso conviene tejer una buena red sorora que activa tu resiliencia. En las consultas de quimio y de radio se forman grupos de mujeres que nos ayudamos unas a otras, compartimos información, charlas… Es increíble lo mucho que te pueden ayudar esas conversaciones. Además, hay organizaciones y grupos de pacientes que hacen una labor extraordinaria, como la Asociación Española Contra el Cáncer (contraelcancer.es/es), la Federación Española de Cáncer de Mama (nuevofecma.vinagrero.es), el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (gepac.es) o la Asociación Cáncer de Mama Metastásico (cancermamametastasico.es). En ellas puedes encontrar atención social y psicooncológica, información concreta, talleres y, sobre todo, apoyo.


Paka, tu hermana Gema fue tu gran guía a través de esta experiencia, ¿cómo te sentiste tú al dar la mano a Mabel al ser diagnosticada de cáncer de mama?


Paka Díaz: No lo había pensado, pero creo que ayudar y cuidar siempre te hace sentirte mejor. Además, dentro de todo el cuadro chungo que es el cáncer, me lo he pasado muy bien con Mabel. Yo le contaba lo que había aprendido, ella me transmitía sus descubrimientos y nos quejábamos un rato de los efectos secundarios de los tratamientos, pero también nos reíamos lo más grande de las cosas que nos pasaban. Las dos venimos de fábrica con un gran sentido del humor y lo hemos usado todo lo que hemos podido. El cáncer es oscuridad, nosotras hemos intentando darle luz, hacer de linternas para otras.



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¿El cáncer os ha cambiado la manera de vivir la vida?


Mabel Lozano: Tengo la sensación de querer vivir más, muchas veces me acuesto y es como cuando era pequeña, que me parece que no he vivido suficiente el día, y me quiero levantar ya para ver a gente, abrazar… me he vuelto más disfrutona.


Paka Díaz: A mí me gustaba mucho mi vida precáncer y he intentado que siga lo más parecida posible. Eso sí, ahora me toca hacer algo de deporte, cuidar mi alimentación y, sobre todo, ser bastante estricta con mi descanso. Ya he conseguido recuperar mi fuerza y siento la misma pasión por vivir aventuras de siempre. De hecho, a finales de este mes me marcho a Guinea Bissau a hacer un reportaje y estoy feliz.