UN SELAH DE REFUGIO, Salmos 46:4-7
1 Dic, 2021
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Del río sus corrientes alegran
la ciudad de Dios,
El santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella;
no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana .
Bramaron las naciones,

titubearon los reinos;
Dio él su voz, se derritió la tierra.
Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Selah
Salmos 46:4-7

REFLEXIÓN:

Selah... Y de Coré aún salió algo bueno, que reservó Dios hasta los tiempos de las alabanzas junto con el rey David.
Los bebés que Dios guardó de ser tragados por la tierra en el desierto, y ahora contratados para plasmar en letra la palabra de Dios como esta, que nos traslada a la ciudad celestial desde una retrospectiva de la disposición de tiendas en el desierto, y el Tabernáculo en medio de ellos.

Bien pueden conocer el sufrimiento del desprecio, a lo largo de las generaciones, los hijos de Coré, desde que él decidió, en su error, montar lo que nosotros podemos conocer como un golpe de estado, contra Moisés y Aarón.

En esta ocasión, el autor de este Salmo, hijo de Coré, se ha sumergido en un escenario apocalíptico que se centra en el contraste entre la perfecta paz en la ciudad de Dios, y el resto de las naciones en sus rebeldes contradicciones.

APLICACIÓN:

Una verdad Teológica indiscutible es la del establecimiento del reino de Dios y es, además, el propósito principal de Dios en el transcurso de toda la historia de la humanidad.

Cierto es que Dios ha establecido un tiempo de gracia y misericordia para que el hombre se arrepienta y pueda ser justificado a través del sacrificio de Jesús en la cruz, quien pagó, con su propia sangre, la remisión de nuestros pecados.

Aún así hay y habrán muchos que rechacen al Señor, y profieran maldades diversas contra los hijos de Dios y Su santo pueblo.

Pero Dios nos manda a guardarnos en mansedumbre, no buscando nuestra venganza, pues somos llamados a ser como Cristo, con corazón manso y humilde y, como bien nos dejó dicho el Señor:

Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
Hebreos 10:30

Llegará el día en que Dios dará el pago de toda maldad sobre la tierra.

ACCIÓN:

Con lo leído, medito, y extraigo una de las  enseñanzas que nos deja el Padre en Su palabra, y me encamina rectamente en confrontación con mi carne.

Pues recuerdo lo que escribió Pablo a los Romanos tocante al tema:

No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Romanos 12:19-21

Y veo que el sentimiento de venganza no trae nada bueno al hombre (porque el Único que sabe conjugar a la perfección los atributos de la ira y el amor, sin nada escatimar de ellos, en perfecta armonía, es Dios), pues nuestra limitación impide que podamos albergar amor e ira al mismo tiempo, el consejo Divino es que guardemos de Dios, el amor y le dejemos a Él la aplicación de Su ira en el tiempo que haya de ser.

Solo me queda hacer ejercicio de memoria en corrección de esta actitud vengativa,que solo nace de mi orgullo y me aleja de Cristo.

Señor, Dios Todo Poderoso y Padre Amado, gracias por Tu perfecta palabra que convierte el alma, gracias por la confrontación y la oportunidad de forjarme día a día cada vez un poco más  al carácter de Cristo.
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