Rodrigo y la Barba mágica
15 Sep, 2021
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Rodrigo era un niño especial. Sus padres sabían que estaba destinado a la grandeza (bueno, como todo padre piensa de sus hijos.)


 



    Pero no sería hasta la adolescencia cuando su poder latente se liberara: su barba mágica .


No era una barba corriente ni mucho menos. Cuando alguien se tragaba un pelo suyo obtenía una nueva habilidad.


    Tan pronto como pudo entrenar su capacidad de otorgar dones gracias a su barba no tardó en trapichear con ella en el patio del instituto.


    Cinco leuros para aprender inglés. 12 pavos para aumentar la resistencia física. 8 perras para tragarse un pelo que permitía aprenderse de memoria el kamasutra. 50 por el pelo que te permite cagar oro y mear Napalm. 70 para disparar rayos láser por los ojos como superman.


    Ojo, específicamente Superman, no Cíclope. Nadie quería el pelo barbudo del rayo láser de Cíclope. En ese instituto Cíclope era el Milhouse de los X-men. Nadie quiere a Cíclope.


     
    En una ocasión le regaló a su amigo y compañero de Bádminton (por lo visto alguien practica Badminton de manera seria fuera de la ESO) Juan, al que llamaban Juanito, un pelo Kinder como los llamaba Rodrigo, que viene a ser con sorpresa. 


     Gracias a ese pelo Juan dejó de oler a muerto terminado el entrenamiento, sino a limón. Todo su sudor, en especial el escrotal, dejó de oler a sudor humano para oler a una fuerte pero agradable fragancia a limón.  


     Sus compañeros de Badminton lo agradecieron, pero luego se veían incapaces de ponerle limón a la coca-cola o beberse sirope de limón, porque les daba la mala sensación de estar lamiendo los pectorales de Juanito, al cual desde ese día le empezaron Juanito Lemondick. 


     Lo que viene siendo Juanito Pollalimón. Por razones obvias. Qué queréis que os diga, tenían menos imaginación a la hora de poner motes que un chimpancé colocado de Hachís.


 
    Pero nos hemos desviado de la historia principal. La cosa es que los del gobierno se enteraron de la existencia de la barba mágica y fueron a por Rodrigo. 


     Enviaron a los GOE, los GEO, los SWAT, la CIA, el FBI, el Equipo A, los Spetnaz, a todos los niños elegidos del digimundo con sus respectivos Digimon, Bob Esponja y Torrente para atraparlo. 


     Cuando lo trincaron le hicieron la de Sansón, es decir, le afeitaron y lo llevaron al área 51 donde le hicieron unas pruebas tope chungas tronco, como nos lo describió nuestro testigo yonki de los hechos. 


     Midieron las capacidades mágicas de la barba, pero llegado el momento a Rodrigo se le hincharon las pelotas y juró que por sus cojones se largaba ahí. Así que empezó a arrancarse y a tragarse pelos. 


     ¿Qué pasa? que le habían afeitado tantas veces que ahora sólo le salían pelos Kinder y se pasó una semana tragando pelo cual gato. Y la gran cantidad de poderes que obtuvo de poco le servían. 


    Que si ahora era capaz de ver a través del plástico, era capaz de hablar en fluido latín aunque tuviera un vaso de wiskhey en la mano (no servía otro tipo de líquido, tenía que sujetar un vaso de Wiskhey escocés con dos cubitos de hielo con su mano izquierda para que funcionara), poder mear sentado, memorizarse toda la tabla periódica e incluso cagar perritos calientes recién hechos y calentitos. 



    Tras una semana sin parar de comerse su propio pelo y de tener una pelota de balonmano en el estómago por fin Rodrigo obtuvo los poderes de superfuerza, hielo y fuego y demás chorradas. 


     Escapó del área 51 de tal manera que hubiera hecho que Michael Bay se enamorara perdidamente de él, y luego se pasó los siguientes diez años viajando por todo EEUU, huyendo de los malotes con la melena al viento.


 
    ¿Se metía en una pelea? de repente se convertía en el mayor experto en artes marciales de todos los tiempos. ¿Necesitaba dinero? se iba al baño, cagaba quinientos kilates de oro puro y se iba al Compro Oro de la esquina. 


¿Necesitaba Wi-fi? se comía el pelo I-Barba y se convertía en un ordenador humano, o bien se convertía él mismo en una red Wi-fi. ¿Quería ahorrar en cerveza? meaba su propia cerveza. ¿Hacía frío? El pelo de la antorcha humana. ¿Hacía calor? el pelo de Iceman. 


     Y así Rodrigo se convirtió en el hombre más poderoso del mundo, siendo más rico que Amancio Ortega sin necesidad de tener que explotar a ningún tailandés y tirando de la Casa Blanca a Donald Trump, siendo el primer presidente de los Estados Unidos de América oriundo de Leganés. Y quizá el único. 


 
    Por alguna razón desconocida y que al autor de este relato no le da la gana explicarlo porque mira, Deus Ex Machina porque sí, Rodrigo fue absorbido por su propia barba. y apareció en un bosque cuyos árboles eran los pelos de su propia barba. 


     Y en el centro había un extraño ser, una masa deforme de tentáculos Hentai y un lacito rosa en la cabeza, la cual era una mezcla rara entre una anguila y el careto de Santiago Segura. A día de hoy nuestro testigo sigue traumatizado ante lo que vio.



    Saludos- dijo la criatura-. Es para mí un honor tenerte en mi morada, mortal.



    ¿-Quién eres?-, preguntó Rodrigo.


 
    -Se me conoce por muchos nombres, dijo el ser que claramente era un cliché de criatura misteriosa y todopoderosa más antigua que el follar y que por eso tiene cientos de nombres, pero mi verdadero nombre es Inkatopotu, y soy el guardián del conocimiento de todo el universo. 


 
    -A ver si lo he entendido, ¿tienes acceso a todo el conocimiento del universo?
 


     -Sí, así es.


 
    -¿Y tienes ese nombre tan estúpido con la cara del que hace de Torrente?
 


    -Es que soy un diseño lovecraftiano. Según el cliché debo de tener un aspecto como muy de pulpo, parecer así como viscosito y tener un nombre menos entendible que la letra de Chop Suey. Y en cuanto a mi cara estaban de rebajas en El Corte Inglés en la sección complementos de supervillanos y estaba de oferta. hubiera preferido pillarme la cara de James Earl Jones, pero se me adelantó Darth Vader. La madre que lo parió, mira que le dije Vader, no seas tonto, que este tío sólo te da la voz, no la carusa. que si de verdad James Earl Jones fuera el padre de Luke éste sería negro, ¡pero no! el tío se empeñó y me dijo "ésta, es, mi cara". Y mira al final quien tenía razón, aquí, el señor Inkatopotu.
 


    -Si eso está muy bien, pero no sé qué hago aquí ni qué eres. 


    -¿Quieres saber quien soy en realidad, eh?


    -Sí


    -¿Estás seguro? mira que a lo mejor luego te arrepientes. 


    -Correré el riesgo


    -Está bien. Dicho de una manera que puedas entenderlo: Yo soy tu barba.


    -¿qué?


    -Tu barba


    - Mi barba


    -Sí. Yo soy tu barba.


    -¿Tú eres mi barba?
 


    -Sí. Yo soy tu barba. Pero si tuviéramos que hablar con propiedad, yo soy la barba y tú eres mi humano.


    -No lo pillo.



    -A ver, yo soy lo que el antiguo pueblo de los Pisoricaki conocía como la barba primordial, la fuente de todo el conocimiento del cosmos, lo que estuvo aquí mucho antes de que existiera el cosmos. Es más, el cosmos fue una paja mental que me cree una noche después de irme de parranda unos colegas. Cada uno de los pelos que crecen aquí está lleno de un conocimiento muy específico del cosmos.
 


    -¿Y uno de los conocimientos del mundo es cagar perritos calientes?


    -Eso tiene una respuesta. a ver, existen como cientos de millones de realidades alternativas de diferentes universos dentro del cosmos. Supongamos que tú estás en el universo A. Pues bien, en el universo B las heces de la gente tiene la forma de perritos calientes y son comestibles y muy saludables para los habitantes del universo A. Por lo que al ingerir el pelo de las heces del universo B obtienes la capacidad de soltar los ñordos del universo B. Ahora bien, lo que luego hagas o dejes de hacer con tu propia mierda es asunto tuyo.
 


    -Entonces, la barba primordial me ha crecido a mí...



    -Que no. Te lo acabo de decir. Yo soy la barba primordial y tú eres mi humano. técnicamente yo soy anterior a tí, pero un día empezaste a crecer alrededor mío y te cogí cariño. así que te adopté.


    -¿Fui creado por tí?



    -Más bien surgiste alrededor mío. la nuestra es una relación como la del árbol y el champiñón. O el pie y el hongo. básicamente eres un forúnculo nacido de la humedad de una piscina pública al que he dejado crecer. No te quejes, que otra barba primordial te hubiera echado el Cucal.
 


    -¿Existe el Cucal para humanos?



    -En el Universo Z sí. La cosa es que has utilizado tanto mis pelos del conocimiento que al final yo, tu barba, te he absorbido cual agujero negro se traga las estrellas, y ahora podemos pasar juntos el resto de la eternidad, una barba unificada, una gran barba feliz, dejándose flotar por las inmensidades del espacio por los siglos de los siglos, en eterna paz y armonía con el resto del cosmos.



    -No fastidies tío. mira, soy el presidente de EEUU, tengo responsabilidades, una esposa hijos, un perro... bueno, no tengo perro, y luego está mi club de Pocker. No puedo quedarme...
 


    -Te puedo dejar ir, pero aquí eres Dios absoluto.


    -¿QUé?


    -Llevo los últimos cuarenta años pegado a tu mandíbula. ¿acaso te crees que no te he cogido cariño? aquí como si quieres crear tu propia mansión PlayBoy o ingresar Hogwarts que puedes hacer lo que te de la gana, que es parecido a lo que hacías como presidente de EEUU pero sin el deber civil, el proteger la libertad de América y demás chorradas.
 


   - Un momento. Dame sólo un momento... ¿Dónde hay que firmar y cómo se hace lo de la mansión PlayBoy? ¿Se puede meter a Sasha Grey?


    -¡Como si quieres meter a la Esteban chaval! ¡Tu barba, tus normas!


    Y así, Rodrigo e Inkatopotu se convirtieron en los integrantes de la barba primordial. Todos los días eran una fiesta eterna.


    Cuando no hacían una visita a la mansión PlayBoy visitaban el parque jurásico, jugaban al póker con Satán o jugaban al WoW con Doritos que te convierten en ardilla radiactiva si abusas de ellos. 


    Y Rodrigo fue feliz por toda la eternidad, flotando en el espacio, en la barba primordial, en paz y armonía con el resto del universo.
 


    Moraleja del cuento: no te afeites.



                            -Y Damas y caballeros, aquí finaliza la obra llamada "Rodrigo y la Barba Mágica", el guión que hizo que Spielberg llorara sangre. Pero a Peter Jackson le gustó. Eso debe contar algo, ¿verdad

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