Creo que hoy he aprendido algo nuevo, pero no voy a hablar de eso, si no de lo que aún no hemos aprendido.

Supongo que en la vida, como en todo, se trata de tener experiencia de aprender pero.¿qué pasa cuando te enfrentas a algo nuevo?. (Un nuevo trabajo, un nuevo lugar) .Está bien trabajar en una oficina, despacho, comisaría etcétera.. durante muchos años, es todo automático, ya sabes por dónde empezar y terminar. Pero y en nuestras vidas, ¿qué pasa cuando aparece algo con lo que no contábamos? cuando alguien a quien apreciamos nos traiciona, o se manifiesta una vez más ese amor tóxico al que no sabemos rechazar.


¿Quién nos enseña a hacer lo correcto ante eso y por qué no nos lo piden para ocupar un puesto en la oficina de una empresa?.
Ojalá el mundo viese mas allá de un folio lleno de palabras vacías. Ojalá se centrasen más en que las entrevistas fuesen dirigidas al corazón. Por eso ni os imagináis cuántas asignaturas pendientes nos quedan en nuestras vidas. No nos damos cuenta que el tiempo no deja de perseguirnos continuamente, robándonos oportunidades que no van a volver. Y las personas preocupadas por no tener 2 años de experiencia en algo a lo que no se quieren dedicar.

¿Sabéis? Yo tengo claro a que quiero dedicarme y he tenido la suerte de verlo antes de que el tiempo me consuma y poder dedicarme a tiempo a ello.
Puedo decir que llevo 24 años trabajando, ¡está bien!, quizás algo menos, pero no os imagináis las ganas de querer aprender más y más sobre mi. Tenemos tantas cosas pendientes por aprender que una sola vida queda corta para todas ellas.
Y entiendo que esto que os voy a contar suene algo absurdo pero, hasta hace un tiempo mi "asignatura pendiente" era aprender a dormir. Dormir tranquila y sin temblar, sin hora, sin ocupar mi mente de preocupaciones y sin preocuparme de irme antes a la cama que otras personas o cualquier motivo tonto que se os pase por la cabeza. Y mirad ahora, son las 4:51 de la madrugada y mi cabeza esta calmada plasmando sus ideas en un teclado. Supongo que lo mejor de todo esto no queda aquí, tengo más asignaturas pendientes, como poder atrapar el poder de montarme en un tren y dejar que éste me pierda por un pequeño despiste en mi cabeza, o el poder de montarme en un ascensor y dejar que me suba hasta el vigésimo piso sin alterarme. Pero, dime, ¿A quién le importa eso?

Siento deciros que no soy dueña de ninguna empresa, pero algo tengo claro, no necesito un negocio para poder entrevistar corazones abiertos. Es más, cada día contrato uno más para que me acompañe en mi vida. A día de hoy sigo sin entender por qué una de las primeras preguntas cuando conoces a alguien es: ¿En qué trabajas?.
Me encantaría que las personas contestaran: Trabajo en mi, y sólo para mi.


Ainara Diebich Hernández.