Aquí vamos de nuevo, con el nerviosismo entre las manos, con un corazón acelerado, con las promesas del pasado en un presente acomodado, tratando de borrar el ayer con un nuevo amanecer, estamos al frente de un nuevo universo, sin saber si es gloria u otra clase de infierno, como la hoja puesta en el buró esperando el aguante de lo que se viene; la emoción de volver a verte al día siguiente sin que el presente termine, que tus gustos se acomoden a mis posibilidades de satisfacer tus caprichos, que mis caprichos se acomoden a tu aceptación para satisfacer mis necesidades, reglas que van apareciendo con el transcurrir de los días, momentos que van siendo recuerdo en el buró de otra casa, de otra piel, de una nueva historia. Nada termina cuando el corazón está desgarrado, nada es un para siempre, que el suspiro de un nuevo amanecer nos dé la calma, que la vida acomoda en su destino otra historia dispuesta a escribirse.

Aunque el amor que se profesa en el presente se cree que durará para “siempre”  dar el respeto que se merece y sepultar lo que un día fue, que el luto no lo lleves como un tatuaje en tu piel, que lo que vinimos hacer se traduce en la libertad de un sentimiento .