La vida suele ser muy variable, a veces estamos en temporadas favorables y luego las complicadas, donde nuestro corazón es bombardeado con preocupaciones, culpabilidad, nerviosismo, estrés, etc. Nos sentimos acorralados, no tenemos control de lo que sucede...
La podemos encontrar en Jesús, si estamos dispuestos a acercarnos a él con sinceridad y llevar una nueva vida, conforme a sus enseñanzas, nos brindará esa paz que no se buscar en otro lugar. En Mateo 11:28-30 dice "Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana»".
A muchos les cuesta tener paz, están acelerados y atrapados en las dificultades que los dominan, sin embargo, te invito en este tiempo a confiar en Dios, ello implica descansar en él, depositando todo autoprejuicio, preocupaciones, temores y demás, permitiendo que tu alma esté aliviada de tanta carga acumulada. Dar este paso es un acto de humildad porque significa reconocer que no podemos con todo, y que ciertas cuestiones exceden nuestras capacidades, pero Dios está por encima de todo. Filipenses 4: 6.7 dice "No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús".