Estaba mirando hacia el techo, acostada en la cama, esperando que alguien más invadiera mi mente, no podía dormir, sufría de insomnio después de tanto tiempo ¿Qué me estaba pasando? Sentía ganas de llorar, estaba decepcionada, me sentía inquieta, con ganas de cogerme a ese imbécil y hacer que por primera vez actuara como hombre, lo odiaba… no, no lo odiaba, lo quería mucho solo que… me lastimó, rompió promesas e ilusiones que me había plasmado ¿Cómo se atreve el maldito gilipollas? ¿Qué se cree? Creo un mundo de ilusión y lo destruyo de un momento a otro, se sintió como un vacío. Un vacío que no había sentido desde el rompimiento de mi relación .

No… esto era peor, el me importaba mucho más, estaba enamorada de una forma de la que estaba completamente en desacuerdo, era una nueva forma de amar- pensé- todos tenían razón, no solo se ama de una forma, pero esta me ha gustado más que las anteriores, aunque no me guste admitirlo, era algo nuevo, una experiencia que fue fugaz pero que marco. Marco como todas las anteriores y hasta más, como si se hubieran unificado y hubieran formando esta relación imposible, ¡maldición! si tan solo pudiera- no, no lo harás- pienso mientras saco de mi cabeza el escribirle, no perdería nada, aunque mi orgullo se retuerce dándome a demostrar que no está de acuerdo, ¿Qué hago? No quiero perderlo, su amistad llego para hacerme una persona plena, él era como mi complemento perfecto y no quería que eso se acabara, era la única persona con la que conversaba deliberadamente, con el único que hablaba sintiéndome cómoda. ¿Por qué es tan gilipollas, carajo? Nunca había tratado con un chico tan dramático ¡Dios! ¿Así me vera la gente cuando soy yo quien está en el lugar de él?- me pregunto vagamente- pero mis pensamientos son destrozados por una de nuestras conversaciones, una promesa. Una promesa que no tuvo el menor de los significados para él, una promesa en la cual yo no creía pero que de igual manera, dolía. Agarro un libro con la intención de distraer la mente con la lectura, pero en cada letra veía su nombre reflejado, sacudí la cabeza tratando de ignorarlos, seguí leyendo pero me sorprendía pensando en él sin siquiera saber que era lo que estaba leyendo ¿Qué me pasaba? No podía creer que una persona que conocía a tan solo 2 meses se volviera más difícil de olvidar que a una de 1 año y hasta más. Me sentía impotente, quería olvidarlo, como él me hizo olvidar a todos lo que estuvieron antes de él, cierro el libro y me empiezo a masturbar pensando y pronunciando otro nombre mientras lo hacía, de una u otra forma me lo iba a sacar de la cabeza, cierro los ojos y solo disfruto del momento, del roce de mis dedos contra mi clítoris, mi parte favorita. Gimo y pongo una de mis manos en mi boca, me suelto y reprimo otro de mis gritos, busco algo que pueda meter a mi boca para amordazarme y poder tener esa mano libre, encuentro una de las almohadas que tire para abajo de la cama y hábilmente le quito la funda solo con esa mano, mientras la otra sigue haciendo su labor eficientemente, ¡Demonios! Cada vez sabía moverla mejor, me coloco la funda en la boca y la muerdo justo a tiempo para empezar un movimiento más acelerado, mientras pensaba en otra persona, en posiciones y momentos erótico que me ponían al cien. ¡Maldición!, empiezo a gemir aún más fuerte, una y otra vez sin control, me sentía como una bestia y aumentaba la velocidad de mi mano, hasta que por fin me vine. Me vine pensando en el… en la persona que menos quería que estuviera en mi mente, pero aunque no quería disfrute del delicioso cambio que estaba viviendo, sentía que estaba en el cielo, flotaba entre las nubes, hasta que de repente suena un sonido e hizo que cayera en mi triste realidad nuevamente, limpio mi mano con la misma funda y luego abrazo a uno de mis peluches, uno de mis fieles compañeros que está siempre para mí en los momentos que más lo necesito, una lagrima corre por mi mejilla, haciendo que mis últimas fuerzas se terminen con un llanto, hasta que noto que el sueño me ataca y esta tormentosa historia se empieza a ver borrosa…