La enfermera, un ser de luz, de blanco vestida y con dulzura en su voz. Con cada gesto de cuidado y amor, nos brinda su tiempo y atención sin cesar. Sus manos hábiles y suaves, unen ciencia y compasión en cada curación. Y con su paciencia infinita, nos regala calma en medio del dolor. Ella es la guardiana de nuestra salud, y su sonrisa nos da esperanza y gratitud. En los momentos más difíciles, su presencia es un bálsamo para nuestra alma. La enfermera es el ángel que nos cuida, en cada latido, en cada respiración. Levantando el ánimo, curando el cuerpo, dando vida a nuestra recuperación. Por eso, hoy celebremos a la enfermera, a la que trabaja con dedicación y esmero. Con este poema le damos gracias, por ser nuestro ángel protector en momentos inciertos.