Hola familia, Adimvi.
Pido disculpas por mi inactividad durante todo este tiempo, pero es lo que toca pasar cuando estás en época de exámenes y después de ello empiezas las prácticas en un centro de FCT donde estás a gusto y te sientes querida por todos y todas. Además de estar liada con el proyecto basado en el centro de prácticas, que me quita bastantes horas para hacer todas aquellas aficiones que tengo aparcadas desde que empecé segundo de Integración Social.
Os preguntaréis sobre mi motivación para escribir este post y aquí va mi respuesta.
Siempre me estoy preguntando cosas y teniendo interés por aquello que desconozco de mi entorno y de la vida, en general .Bajo mi punto de vista no es un pecado, siempre que sepas si aquello vas a preguntar va a ofender a la otra persona.
En otras ocasiones, puedes comprobar que las personas más curiosidad por ti, son unas cotillas que van a preguntar por temas o personas de tu vida privada que estás intentando superar y seguir adelante.
En el caso de que no sea así, siempre puedes tener la certeza de que la pregunta no va a causar que la otra persona se enfade y te responda de malas formas. Y si estás ofendido u ofendida por una palabra que han usado contigo, podrías tener la curiosidad de buscarla en internet o un diccionario, porque seguro que no tienes motivos para sentirte molesto.
Por ejemplo:
El casero del piso en el que vives manda el siguiente mensaje de whatasapp a una de tus compañeras;
“Hay que cobrarles a las inquilinas de _________ hoy, no sé a qué hora les vendrá bien, alguien puede ir y si no les diré que ya iré al mes que viene”
Una de tus compañeras escribe un mensaje que a ti no te suena a broma ni un tema con el que se pueda hacer chiste: “Puto Alzheimer” y otra “al menos sabe borrar”, comentándoles que podrían respetar un poco al dueño del piso. Al cabo de unos segundos, otra de tus compañeras trata de justificarlo y la que puso “Puto Alzheimer” se justifica diciendo que a ella no le ha hecho gracia la palabra “inquilinas” (¡cómo si eso fuera un insulto!). Ellas al otro lado se ríen, como si tuvieran razón para sentirse ofendidas, cuando perfectamente, podrían haber buscado en un diccionario la palabra.
Al otro lado de la pantalla, te estás partiendo de risa y les aclaras que es la palabra que se usa para designar a alguien que vive en un piso o casa de alquiler y otra de ellas te envía un “Vale Cris”, seguido de un sticker que te tomas como un “me da igual lo que digas, tengo razón en sentirme molesta.”
Me siento orgullosa de tener este tipo de curiosidad, que me permite ampliar mi vocabulario para que muy de vez en cuando me dé el lujo de dar un zasca a quién lo necesita, aunque no sepa reconocer su error.
A veces convendría más usar un diccionario antes de sentirse molesto o molesta por una palabra que no es ofensiva.
Por lo tanto, la curiosidad no es un pecado siempre que sepas usarla en favor de la cultura y el saber de tu propio idioma.
