Una noche para olvidar... sin olvidarme de ti.
15 Abr, 2019
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-CORRE!


Fue lo ultimo que le escuchó decir. Ya habían pasado siete meses desde aquella noche y aún esperaba encontrarlo .

No había perdido la esperanza a pesar de lo que todos le decían. 


Esa noche  ella había elegido un vestido azul marino, zapatos altos, un collar no muy grande, cuyas piedras destellaban al menor contacto con la luz, y completó con un pequeño bolso de mano. Él por su parte se vistió con su esmoquin, pues la ocasión lo ameritaba. El lugar de encuentro con los demás invitados estaba cerca de su casa, razón por la cual decidieron ir caminando y disfrutar de la frescura que les brindaba esa noche.  Iban caminando, riendo ybromeando entre ellos, se hacía tarde y decidieron tomar un pequeño atajo. La noche, lentamente, se tornaba más oscura y no se percataron de los pasos que se acercaban en la oscuridad, hasta que fue demasiado tarde. Una sombra acompañaba el sonido de las pisadas, una figura emergió en la oscuridad, era un hombre. Su sonrisa tenía un aspecto descuidado, pero lo más aterrador eran sus ojos, pues su mirada era absolutamente malvada. 


-¿Hacia donde van tan arreglados?- preguntó el hombre. Su voz era profundamente oscura y, aunque no era más que una pegunta, su tono no auguraba nada bueno. Ninguno de los dos respondió, apenas tenían fuerza para mantenerse en pie. Escucharon el sonido ahogado de personas riéndose tras aquel hombre, solo entonces distinguieron dos figuras más en medio de la oscuridad. El hombre, un poco molesto por la falta de respuesta de la pareja les dijo:


- ¿saben que voy a hacer con ustedes?- , ellos movieron la cabeza buscando una salida a esta situación.


-No.


-Si buscan la salida, no existe, están atrapados y a mi merced. Puedo hacer con ustedes lo que yo quiera, y ¡vaya si me voy a divertir! Terminó diciendo con una sonora pero siniestra carcajada.


Al escucharle, él volteó a ver a su chica, dándole a entender que todo estaría bien. Ella no entendió muy bien cómo iban a salir de esto, pero confiaba en él, y si él decía que podía sacarla de esto, entonces así sería. Disimuladamente soltaron sus manos, él le susurró -corre-, pero ella no atendió pues estaba muy nerviosa. El hombre se percató de esa pequeña palabra y con un movimiento de su brazo, indicó a sus secuaces colocarse tras la pareja para evitar que se escaparan. 


Todo sucedio en cuestión de segundos: al tiempo que el chico gritaba ¡CORRE!, se lanzó sobre el hombre que terminaba de dar la orden. La chicha obedeció ante el tono apremiante de su novio, corriendo lo más rápido que podía. Los cómplices, al ver a su jefe siendo derribado, dudaron por unos instantes, decidieron inmovilizar al chico, pues la muchacha había avanzado hasta salir del callejón. Al doblar la esquina de aquel callejon, paró un instante para tomar aire y continuó con su escape al tiempo que pedía ayuda. Cuando logró llamar la atención de los transeuntes y éstos se comunicaron con las autoridades, varios hombres la acompañaron hasta el callejón para buscar al joven, pues no había señal de él. Al llegar allí, no encontraron a nadie, incluso las farolas, que antes estaban apagadas, ahora brillaban con fuerza iluminando por completo el callejón. La joven quedó perpleja, pues hasta hace unos momentos, ella había estado allí con su novio. 


Al llegar la policía, relató lo que habia sucedido sin omitir ningún detalle, se abrió una investigación para determinar el paradero de aquel joven, pero la búsqueda fue en vano. Nadie encontró nada y, al cabo de unos meses, la investigación fue archivada. Ella no pierde la esperanza que un día vuelva a verlo, sin embargo, no puede evitar escuchar a su alrededor comentarios que insinuan que ha perdido la razón. 


 

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