Recuerdo aún ese día como si hubiera sido ayer. Recuerdo que estaba muy molesta, había peleado con una secretaria en el trabajo por unos papeles que perdió así que decidí regresar a casa para poder relajarme, estaba muy estresada porque también el día de hoy había estado muy pesado, había atendido a muchas personas en el hospital y no había sido nada fácil, así que decidí prender el televisor .

Como no quería salir sola, decidí tomar la correa de Totopo y salir a caminar con él, al caminar por un buen rato llegamos a un parque, chimuelo se puso muy inquieto, entonces le quité la correa y me senté sobre un tronco, me despisté por un rato y Totopo desapareció, entonces me preocupé un poco y empecé a buscarlo. A lo lejos ví que un hombre lo estaba acariciando, así que fui corriendo hacia él, y lo único que él hacía era jugar con el perro. Leagradecí y me retire.

Esa persona me transmitió una gran confianza, se veía que no tenía malas intenciones con el perro, ni tampoco tenía una cara de mala persona, pero aún así decidí regresar a casa, pero en el transcurso del parque a mi casa, no sé por qué razón no lograba quitarme de la mente a ese hombre, no era familia, vecino o conocido, era una persona extraña para mí.

Esa noche al terminar de ducharme, me recosté en el sillón de la sala a revisar las redes sociales y ahí, ahí apareció su perfil, decidí olvidarlo y mejor irme a dormir. Al siguiente día me levanté temprano para ir al gimnasio y después al trabajo.

Ya estando en el hospital todo parecía estar calmado cuando de repente la recepcionista recibió una llamada de un paramédico que venía en camino, traían a una persona en la ambulancia, así que le dije a la recepcionista que yo tomaría el caso de la persona que venía. Empecé a preparar todo para cuando él llegara.

En menos de cinco minutos la ambulancia ya había llegado al hospital, entró el paramédico, me puso al tanto del caso, y para mi sorpresa fue que cuando ví al hombre que venía con la mujer herida, era el mismo del parque, el que estaba acariciando a Totopo, en el que no dejé de pensar toda la noche. Lo importante en ese momento no era pensar en lo que había pasado, sino ver lo que tenía, y fue en ese momento en el que comenzó todo.

Al pasar una semana ya sabía algo de él, y no me hice ilusiones porque venía acompañando a la mujer herida, pensé que como venía con ella podría ser su pareja, pero no, resulta que era su hermana, ahh y que se llamaba Alex.

Después de haber decidido tomar el caso de su hermana, obviamente estaría cerca de él, y también a cargo de la recuperación de su hermana, lo que hacía que platicáramos y platicáramos, hasta qu, el día que ya iba a dejar de ir al hospital, me pidió mi número de teléfono, y sin pensarlo dos veces se lo dí.

Esa misma noche planeamos una salida a algún café, fue muy divertido. Desde ese momento quedé hipnotizada con su mirada, su olor impregnado en mi mente, su voz era la que merodeaba todo el día mis pensamientos, no sé qué pasaba dentro de mí, cada vez que hablaba de él o con él, el tono de voz me cambiaba, la forma de pensar, hasta la forma de vestir, a veces llegaba al hospital por mí en horas de comida, o simplemente nos poníamos de acuerdo para salir a comer juntos. Esos días fueron los mejores, pero no estaba lista para lo que venía.  Estaba a punto de vivir los días de mi vida más perfectos, mis vacaciones. El pidió atrasar su vacaciones en su trabajo para que enlazaran junto con las mías, así que decidimos realizar un viaje, un viaje fuera de la ciudad, uno que nos cambiara la vida, y sí que no las cambió, especialmente para mí.

En el día tres del viaje él me dijo que me tenía preparada una sorpresa. Me emocioné, y me dijo que tenía que esperar hasta la noche, así que esa noche salimos del hotel, me llevó a una cena en la playa, habían antorchas, muchas flores, y rica comida, pero lo que no esperaba, es que en el postre hubiera un anillo de compromiso, sin dudarlo dos y tres veces, le dije que sí, que quería una vida al lado de él. Desde ese momento nuestras vidas cambiaron, y nunca voy a olvidar esa noche en la que lo ví por primera vez, esa mirada que clavó sobre mí, ese aroma que tenía, la forma en la que me veía, nunca.