Dice la Biblia en 2 Timoteo 2:6 "El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero".

Y pensando en ello, me puse a meditar: el ser humano, muchas veces quiere cosechar lo que no ha sembrado.

Muchas veces actuamos como un labrador o agricultor, que sí, desea con todo su corazón tener verduras o frutos, y sabe que para ello tiene que trabajar la tierra, tiene que estar ahí día y noche, cada día, cuidando la tierra, tiene que plantar las semillas, y tiene que regar el suelo.. Lo sabe, pero no hace lo que tiene que hacer y lo peor de todo, es que se espera cosecha alguna con los brazos cruzados.

Somos así muchas veces .Queremos algo, pero no estamos dispuestos a hacer lo que tenemos que hacer para lograrlo. Decimos por ejemplo que queremos obtener buenas notas, notas altas en los exámenes, pero no estamos dispuestos a sacrificar nuestros días y nuestro tiempo estudiando, y sabemos que es eso lo que debemos hacer para poder alcanzar nuestro propósito. Y muchas veces, sin estudiar, realizamos el exámen y esperamos buena nota, pero obviamente, no vamos a "recibir lo que no hemos cosechado", recibiremos lo que hemos o no hemos hechos.

O por ejemplo, decimos: yo quiero un ascenso en mi trabajo, quiero ir a más, pero no nos esforzamos más para hacer bien el trabajo, seguimos llegando 5 minutos tarde, seguimos trabajando como de costumbre, y sabemos que para conseguir el ascenso es necesario más esfuerzo y disposición a hacer las cosas mejor en mi empleo, pero pasan los días y pensamos: oye, que no me ascienden, eh...

No podemos cosechar lo que no hemos sembrado, hay que trabajar primero.

En nuestra vida, sabemos perfectamente qué debemos hacer para conseguir aquello que queremos alcanzar, el problema es que no lo hacemos, pero vivimos quejándonos por no alcanzarlo.

Hoy te invito a que reflexiones conmigo: Si quieres algo, ve a por ello, haz lo que tú ya sabes que debes hacer para recibir lo que tanto deseas, pero recuerda: sin esfuerzo no hay recompensa.