Me aferré a la idea de no volver más, levantando mi rostro, sin dejarme caer.
Mi noches consistían en pensar si estaba bien o no regresar, sabiendo que la respuesta era un ¡no!, solo que cada vez que volvía, lo hacía sin recordar que cada regreso me dolía más y más, y sí, regresaba, aunque suene ilógico, lo hice, y varias veces. Siempre pensé que era una mujer con las agallas suficientes para marcharme de donde no me quieren, pero el problema es que con él no podía, simplemente él, era mi adicción y la promesa que me hacía de no volver a lastimarme, parecía tan verdadera.. .
Sé que su falso amor me mantiene cerca de él, ademas de mi incapacidad de decir basta, sé que la culpable también soy yo, por no ser valiente y gritar basta, gritar en su mentirosa cara que no volverá a golpearme, pero al contrario, el proceso es quedarme en silencio, secarme las lágrimas e ir a la cama junto a él, cuando el sol vuelve a salir, él me mira a los ojos pidiéndome perdón y jurándome que no volverá a pasar, yo solo asiento con la cabeza y me levanto a hacer el desayuno, después intento cubrir con maquillaje las marcas que me dejan sus golpes. Ojalá y pudiera usar maquillaje en las marcas que me están destrozando el corazón, y después de unos días vuelve a suceder, y el proceso se repite tanto que me comienza a parecer normal, sin embargo, cuando me miro al espejo, me doy cuenta que debería marcharme y me pregunto ¿cómo hacerlo?.
Mujeres que pasan por lo mismo, vamos a hacerlo juntas, recojamos nuestra dignidad, nuestra autoestima y marchémonos, levantemos la vos, será más sencillo, y si no nos escuchan de nuevo levantemos la voz. ¡Sí, es hora de hacerlo! De dejar los golpes y permitir sanar las heridas del corazón. Mujer, puedes hacerlo, levanta la voz.