¿Has sentido alguna vez maripositas en el estómago? Yo si.

Muchas veces creí estar enamorada hasta que llegaste tú, ahí descubrí las mariposas y el zoológico que habitan en mi interior, la felicidad no cabía en mi corazón y una mirada de esos ojos café me paraba el mundo.

Los días pasaban y los sentimientos crecían en mi sin tu saberlo, pero al parecer nuestros corazones eran cómplices de cupido, así que el día que te acercaste a decirme que tu corazón también saltaba al estar a mi lado fue el mejor de mi vida.

A pesar de los pocos roces que llegamos a tener, nuestro amor no dejaba de crecer y aunque eramos niños sabía que había encontrado la otra punta de mi hilo rojo.

Los años a tu lado pasaban y las mariposas crecían con nuestro amor, hasta que lo hiciste, Rompiste la promesa de estar siempre a mi lado.

Te fuiste tan lejos que mis brazos no te alcanzan, mis ojos que antes reflejaban mi amor por ti ahora son dos cascadas que lloran tu partida . Duele, como duele este amor tan grande que me dejaste en mi corazón, las mariposas se mueren en mi interior y mi corazón que busca su cómplice se rompe en el intento, cupido me pinta el cielo gris por la muerte de mi gran amor.

Han pasado unos meses de tu partida cuando me entero que desde el cielo me has enviado un regalito desde el cielo, un angelito que me alumbre el camino y repare mi pobre corazón, gracias a ti siento parásitos en vez de mariposas, producto de nuestro amor.

Tu hija nació, es hermosa, tiene tus ojos cafés que me quitaban el sueño y esa pícara sonrisa que me robaba el aliento.

Te extraño mí amor pero este angelito me cuida y acompaña, espero volverte a ver, a ti mi primer amor.