DEPRESIÓN
1 Mar, 2023
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La depresión es un trastorno mental bastante más común de lo que pensamos y que encabeza la lista de enfermedades mentales más graves. Causa estrés y ansiedad, fobia social, pánico e impacta con ferocidad sobre el sistema nervioso, existiendo mayor riesgo a quienes la padecen de que puedan sufrir problemas de corazón .

Es una enfermedad seria y necesariamente tratable puesto que, frecuentemente lleva al suicidio como ocurrió con Kurt Cobain, Marilyn Monroe, Virginia Woolf o Lil Bo Weep entre tantos. De hecho, es una de las primeras causas de muerte entre jóvenes de entre 15 y 29 años, siendo además, primera causa de muerte no natural. Según la OMS (Organización Mundial de Salud) es el primer factor discapacitante, sentenciando alrededor de 700.000 suicidios al año a nivel mundial, lo que significa que casi un 5% de la población sufre depresión. En España, en particular, duplicando las cifras por accidente de tráfico, se registra que, cada dos horas y media se suicida una persona, es decir, diez al día. En muchas de las ocasiones aunque no haya intencionalidad suicida, sí que depara al acto autodestructivo como la autolesión (ANS: Autolesión No Suicida) y el consumo de drogas o alcohol.
La depresión suele ser erróneamente confundida a menudo con la tristeza. Ambos sentimientos están conectados pero son dos cosas distintas. En la primera, la persona que la padece a veces no sabe del motivo, solo sabe que se siente triste, y esta sensación es contínua en el tiempo de manera persistente, y la intensidad es drástica y magnificada, interfiriendo en el día a día y pudiendo inhabilitar de cualquier capacidad en la vida cotidiana. Las personas deprimidas se sienten derrotadas. La derrota es una emoción clave, además de la irritabilidad, una fácil alteración del comportamiento, la sensación de vacío, infelicidad o desesperanza, incluso de la ausencia de interés y placer con cosas que normalmente le producen satisfacción. La segunda, la tristeza, es algo que todo el mundo siente en momentos determinados y la razón siempre está justificada o reconocida claramente; por ejemplo, con la pérdida de una mascota o en una situación de despido laboral, uno se siente triste de manera transitoria y la intensidad es acorde al motivo.


Una persona con depresión no vive, se autodestruye. No encuentra salida a sus problemas y siente dolor a nivel psicológico con un puntaje extremo. Muchas personas viven su depresión en silencio, se sienten mal solo de pensar en contar cómo se sienten o por qué se sienten así. Creen no ser comprendidas, por eso muchas veces prefieren callar.


Nadie está exento de sufrir depresión. Ocurre a cualquier edad, a cualquier género y a cualquier persona de toda clase social. Frecuentemente las personas mayores se sienten deprimidas debido a la soledad o a las enfermedades asociadas a sus edades. Los niños o adolescentes que experimentan bullying en los colegios, tienen una alta probabilidad de sentirse deprimidos. La pubertad o la identidad sexual pueden ser otros factores que aumenten el riesgo. Por otro lado, las mujeres presentan un porcentaje mayor al de los hombres de sentir depresión por causas biológicas: cambios hormonales durante la pubertad con la aparición de la menstruación, alteraciones hormonales violentas durante el embarazo, sentimientos de depresión posparto, síntomas de menopausia o por circunstancias frustrantes de culturas o patriarcado.


¿Es el consumo de fármacos un buen remedio? No nos olvidemos de que los fármacos conllevan también efectos secundarios como los ansiolíticos prescritos para aliviar la ansiedad con una acción depresora del sistema nervioso o los antidepresivos para tratar la depresión ayudando a equilibrar las sustancias químicas del cerebro. Recurramos a ellos como última vía y siempre recetados por un médico. Algunos de los efectos son: náuseas, aumento de peso o insomnio como los más comunes, aunque se dice que el efecto suele mejorar al cabo de algunos días o semanas de tratamiento. Además, es un falso mito que los antidepresivos creen tolerancia o dependencia; no suponen tener que tomarlos para siempre.
Lo que sí, algunos antidepresivos, en mayor o menor grado, suelen causar efectos a medio o largo plazo en una disminución de la líbido y un retraso o dificultad para que pueda producirse el orgasmo.


En el caso de los ansiolíticos, algunos de los efectos secundarios pueden ser somnolencia, debilidad muscular, reducción de la concentración y del estado de alerta, y estos fármacos sí que generan tolerancia y dependencia y no se deben tomar más tiempo del recomendado ni variar la dosis o dejar de tomarlos de golpe sin la prescripción de un profesional, porque sin esta supervisión se podría provocar abstinencia, cefaleas o nerviosismo. Es por ello que están indicados expresamente para la ansiedad intensa y como último recurso.
Una buena medida sin lugar a dudas es la psicoterapia, en donde hoy día no existe tanto rechazo o vergüenza a reconocer y aceptar su apoyo con el fin de conocer las herramientas para gestionar y liberar nuestras emociones.
Dos medios autoterapéuticos que podemos implementar son: la escritura y la meditación. Con la escritura desarrollaremos una forma de autoconocimiento y de fuga y redención de sentimientos. Podremos descubrir cosas sobre nosotros que no habíamos conocido antes, emociones o virtudes, también defectos. Podremos trabajar en ellos, potenciarlos o mejorarlos. No es necesario que creas que sepas expresarte o no, tan solo escribe. Escribe para ti. Tienes variedad de elección, desde escribir un diario a escribir cualquier género; la idea simplemente es que expresemos qué sentimos, y así liberarnos, encontrar una catarsis. Incluso esto podría mejorar nuestra forma de comunicarnos. Por otro lado, la meditación permite realzar tu bienestar emocional, reduciendo el estrés y creando paz mental, lejos de pensamientos confusos y desordenados, creando además nuevas conexiones entre las partes del cerebro. Se puede iniciar su práctica con tan solo 5 minutos diarios e ir aumentando el tiempo según te puedas y quieras permitir. Diferenciemos entre meditación pasiva, la ardua tarea de poner la mente en blanco, y meditación activa (Método Silva), que consiste en atraer tus pensamientos, ordenarlos y tratar de resolver tus problemas encontrando soluciones o alternativas. Según el resultado de la investigación del parapsicólogo estadounidense Dr. José Silva, ideada entre 1944 y 1966, mejora el cociente intelectual y desarrolla habilidades mentales de clarividencia y sanación. El objetivo es controlar la ansiedad, el estrés y la tensión, además de fomentar una actitud positiva y un estado relajante.


* El uso de velas e inciensos aromáticos ayuda a conectar con uno mismo y entrar en un ambiente y estado de relajación.
La depresión se puede clasificar en algunos tipos. Los más comunes: trastorno depresivo menor, siendo este el más leve; trastorno depresivo mayor, tratado como el más grave; trastorno depresivo persistente, conocido también como distimia, el cual es un tipo crónico; y depresión reactiva, producida como respuesta a una situación negativa en la vida de quien la padece, y surgiendo no necesariamente de forma inmediata, sino que puede aparecer semanas o meses después del suceso.
Relación entre depresión y ansiedad. Son dos trastornos complejos diferentes que pueden vincularse pero no siempre van unidos. La ansiedad puede presentarse como síntoma de la depresión y viceversa. La ansiedad es causa de un miedo a situaciones futuras, situaciones a las que nos adelantamos con que van o que podrían suceder. Es como un sistema de alerta. La depresión es causa de una tristeza intensa en el presente por algo ocurrido.

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