Tengo miedo de volver a buscarte, porque tengo verdadero pavor a que me rechaces; que me digas otra vez que esto de saberme te está haciendo daño; que no te lo ponga más difícil, que es mejor así. Con todo este miedo tengo un cóctel molotov a punto de hacer explosión en mis días de incesante depresión .

Y cuando duermo, sigo teniendo el mismo maldito temor, y allí estás ante mis pesadillas. A ti te da pena todo esto. A mí me duele que aunque me quieras, me saques de tu vida y necesites olvidarme para sentirte un poquito bien. Joder, que me lastimo viendo cómo te alejas. Y no atino en nada aunque quiera. Que mi ánimo se ha ido a por tabaco; que ya no descanso bien; que ya no tengo cabeza para pensar ni hacer nada, si no es para recordarme lo idiota que he sido. Que no sé cómo coño ha sucedido, pero sé que pude haberlo parado. O quizá me estoy echando las culpas porque sigo teniéndote en un altar. Que soy la jodida tierra de un campo mal arado. Y tú el agua que ya no me riega. Que se me secan las flores del corazón que tú hacías que me crecieran cada vez que me sonreías. Tú tiras la toalla y yo solo quiero juntar nuestras heridas y hacer equipo para solucionar todo esto, que cuando hay amor y muestras de ello, hay solución; que si se quiere, se puede; pero has decidido que ya no. Ya podrías llevarte los pedazos rotos que has dejado de mi corazón tras pisarlos con las suelas, para no escucharle, porque ya no sé qué más hacer para que no duela.