Luna menguante

Siempre pienso si hoy la noche y el amanecer,
por fin pierden la intensidad de admiración entre las estrellas.
Cada cicatriz que observo en tu sistema lunar sobre tus vidas y dudas.
Tuviste mil razones para huir de certezas inequívocas,
y la contrariedad de metáforas en tu exagerada irrealidad.
Los siglos siempre siguen silbando a cualquier náufrago que sienta debilidad por las heridas del pasado.
La fidelidad del amor propio, cuando liberar el alma apasionada y infinita.
Nuestra actitud al nacer son los miedos que respiran tras el orgasmo.
Como una tormenta de invierno te precipitadas al dolor, simplemente el suspiro entre tus labios.

¿Cuando evitas un cuerpo que atrae lo indescriptible hasta tus sentimientos?

Nunca arriesgamos porque la derrota junto al prejuicio es interminable.

Por fin, la sombra de tu aceptación entre las raíces.

Querido cielo te quiero tanto, porque otra vez me diste oportunidades.

Intensamente recuerdo la primera vez que suplicaba un beso de cualquier cuerpo.

Profundamente siento una despedida, el último instante de sinceridad.

Verdaderamente el único deseo, la probabilidad atormentada.

Tantas veces he pensado el nunca jamás.

Cuando envejeces más que los demás y siempre reconocido por llegar el primero al rencor.

Yo dormida con tanto "defecto dominante" y el resentimiento tan solo despierto,

tal vez por sentir o quizás mentir.

A veces siento alivio, otras ni siquiera recordar las revueltas de la cordura.

Y ahí donde me dejaste entre la decisión y la dejadez.

Ya huye el sabor de tu boca a otros labios, en fin tu mismo lo acordaste.

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