Hoy quiero hablar del miedo, de los miedos, tan propios y únicos, tan íntimos e inigualables. Lo que para otros son una tontería para otra persona puede parecer el fin del mundo .

Porque al fin y al cabo el miedo es como el dolor, que cada uno lo manifiesta de una manera y no por eso asusta menos. Nunca juzgues a nadie ni te rías de nadie por sus miedos. Porque el miedo nos vuelve irracionales, no nos deja pensar con claridad, es algo que ahoga, que está ahí dentro, que se ha hecho una casita en lo más profundo y ha decidido vivir con nosotros. Que aunque no lo alimentemos, hasta que no se lo mate no dejará de hacerse fuerte. Miedo a la muerte, a la soledad, a la enfermedad, a enamorarse, a fallar, a decepcionar, a las alturas... y ninguno es más miedo que el otro. Al fin y al cabo los miedos, miedos son. Pero he aprendido que vivir con miedo al final también nos hace lógicos y valorar otras cosas mucho más. Si no tuviéramos miedo a las cosas... no sonreiríamos cuando los vencemos y ganamos. A eso se le llama SUPERARSE.