Mi interior salta y festeja, grita y chilla, porque después de tantos años y de tanta vida, Tú… si tú, has vuelto voluntariamente a cruzarte en mi camino.

Es que las ganas son lo que menos me falta, ganas de lanzarme, de recibirte, de abrazarte y besarte cada día del resto de la vida. Solo mirar fijamente a tus ojitos negros, a centímetros de la boca como cuando éramos niños, es unos de los varios sueños que tengo a diario desde que has dicho presente.

Quiero lanzarme de cabeza y ojos cerrados a tu esencia, a tu cuerpo y a tus fantasmas, las ganas no me faltan de decirte que SI!!! Que sí a cualquier plan que cruce tus pensamientos, que anhelo incluyan desde muchas noches desnudos en tu cama, hasta desayunos de domingo en pijama y sin bañarse. 

Quiero tocarte, pensarte, amarte, acompañarte, recostarme a tu lado viendo televisión, largas charlas sobre todo y nada, discusiones, enojos, silencios enormes y minutos mirándote hacer algo que absorba la totalidad de tu concentración .

Has sido mi sueño desde que a los 17, por  solo unos minutos, me miraste y sonreíste, fue ahí, juro que fue ahí que me enamoré. Desde nuestro primer beso que nunca, nada más se sintió igual. 

Crecimos existiendo tan separados, viéndote amar y hacer feliz a otra, intentando yo, con menos fortuna hacer lo mismo... Si me lo preguntas, a él, lo amé con todo lo que podía, incluso pensé que estaría el resto de mi vida entre sus brazos, pero siempre, en cada suspiro de mi corazón y en cada sueño oculto, estabas tú. Cada que pedí un milagro para mi días, ese siempre fuiste tú.

Hoy estas un poco aquí y un poco allá, has vuelto en libertad y cuando lo supe, todo en mí vibró de euforia por una minúscula posibilidad de tenerte.  Si estoy en lo correcto, ya adiviné tus intenciones y podría incluso predecir tus pasos, sin embargo, eres un hombre único y continuas siendo calmo y relajado y eso me agrada, pero también me asusta.

Has vuelto a buscarme y se muy bien que no se parece en nada a lo que he soñado, a pesar de eso, las ganas de irme contigo a donde quieras no me faltan, me sobran los deseos de pasar cada minuto de los que vienen en tu compañía, pero ya no tengo 17 años y llevo a cuestas mucho más sufrimiento del que quisiera, mi corazón tiene grietas que tú no lograrías dimensionar y yo desconozco totalmente tú historia. 

Y aunque las ganas de volverme loca por ti no me faltan, debo racionalizar mis acciones y daré un paso al costado antes de siquiera rosarte la piel,  porque hoy, también me amo a mi.